Lo que comenzó como una jugada de marketing ingeniosa terminó convertido en una postal amarga de la crisis. La empresa Marengo, fabricante de los caramelos “No hay plata”, inspirados en la frase insignia del presidente Javier Milei, suspendió sin goce de sueldo a sus 60 empleados por “fuerza mayor y falta de trabajo no imputable al empleador”. La medida regirá del 14 al 27 de julio y fue comunicada en medio de una fuerte caída en las ventas y un contexto económico que no perdona ni a quienes supieron capitalizar el humor de la recesión.
La firma, ubicada en Rafaela, Santa Fe, informó que se encuentra en proceso de iniciar un Procedimiento Preventivo de Crisis ante el Ministerio de Trabajo. En el documento enviado a los trabajadores, la empresa aduce una “situación económico-financiera particularmente adversa”, agravada por los daños sufridos en sus depósitos tras una tormenta a comienzos de año.
Del meme al Ministerio de Trabajo
A principios de 2025, Marengo se volvió viral al lanzar una línea de caramelos duros, frutales y con envoltorios que parodiaban la célebre frase presidencial. “La bomba del verano. Al mal tiempo, buena cara. Sacá una sonrisa y endulzá tu día con los caramelos ‘No hay plata’”, decía la campaña. Pero la sonrisa duró poco: hoy, ni en la fábrica de los caramelos “No hay plata” hay plata.
Desde el Sindicato de la Alimentación denunciaron que la medida fue “arbitraria y sin sustento formal” y que los trabajadores fueron notificados por WhatsApp, sin comunicación oficial al gremio. La tensión derivó en una audiencia convocada para este martes en la delegación local del Ministerio de Trabajo, donde se intentará destrabar el conflicto.
La situación de Marengo no es un caso aislado. Según datos de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), las ventas minoristas de las pymes cayeron 0,5% interanual en junio y 6,7% respecto al mes anterior. Aunque el primer semestre cerró con un leve repunte del 9,1%, los comerciantes advierten que la rentabilidad sigue siendo baja y que los costos fijos son difíciles de amortizar.
“La economía crece, pero con bases frágiles”, advirtió un informe de Industriales Pymes Argentinos (IPA), que señala que el rebote se explica por sectores como el agro y el petróleo, mientras que el consumo, la industria y el empleo siguen rezagados.
El caso Marengo resume, en una sola escena, la paradoja de la Argentina actual: una empresa que hizo de la escasez un eslogan, hoy enfrenta su propia versión del ajuste. Y sus trabajadores, que alguna vez empacaron caramelos con frases irónicas, ahora enfrentan la crudeza de una suspensión sin sueldo.