El Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó la primera revisión del programa acordado con la Argentina en abril y anunció un desembolso de US$2000 millones.
Como parte del aval, el organismo accedió a flexibilizar la exigente meta de acumulación de reservas, uno de los compromisos más relevantes del acuerdo, aunque dejó en claro que el país deberá continuar fortaleciendo las arcas del Banco Central (BCRA) con compras de divisas.
Según el informe publicado, al 13 de junio las reservas netas argentinas registraban un rojo de US$4700 millones, cuando el tope pactado era de US$1100 millones negativos.
A pesar del desvío, el FMI no aplicará sanciones, dado que el Gobierno presentó un plan correctivo que incluye la colocación de deuda y la intervención directa en el mercado de cambios.
En función de estas medidas, el organismo aceptó reducir la meta: ya no se exigirá alcanzar US$2400 millones positivos hacia fin de año, sino llegar a un saldo de US$2600 millones negativos.
El nuevo objetivo coincide con lo anticipado por el ministro de Economía, Luis Caputo, quien había adelantado una rebaja de US$5000 millones y consideró que el cambio sería bien recibido por los mercados.
Pese al alivio, el Fondo subrayó que es imprescindible continuar con la acumulación de reservas y mantener una política fiscal y monetaria austera. También remarcó que el rumbo económico general es positivo y valoró las medidas adoptadas para estabilizar las variables financieras.
La revisión incluye otro cambio importante: a partir de ahora, las evaluaciones del acuerdo pasarán a realizarse cada seis meses, en lugar de cada tres, lo que le da al Gobierno más tiempo para ejecutar reformas sin presiones inmediatas desde Washington.
De cara a lo que viene, el FMI instó a seguir con el ajuste fiscal y avanzar con reformas estructurales, particularmente en el sistema tributario y el régimen laboral. Además, pidió mejorar el marco monetario para reducir la volatilidad de tasas y consolidar el proceso de desinflación.