En los primeros siete meses de 2025, el gasto en subsidios a las tarifas de luz y gas cayó más de USD 2.100 millones respecto al mismo período del año anterior. La poda, que representa una baja interanual del 54%, se consolidó como el principal motor del superávit fiscal que el Gobierno exhibe como bandera de gestión.
La cifra no es menor: las subvenciones devengadas para el sector energético sumaron USD 1.842 millones, el nivel más bajo en seis años. En 2022, por ejemplo, el gasto había trepado a USD 7.914 millones, impulsado por el shock de precios tras la guerra en Ucrania. En 2024, ya bajo la administración libertaria, se había reducido a USD 4.031 millones.
Cómo se logró el recorte
El ajuste se explica por tres factores: la puesta en marcha del Gasoducto Perito Moreno (ex Néstor Kirchner), la baja en los precios internacionales y la depuración del Registro de Acceso a los Subsidios de Energía (RASE), que dejó sin asistencia a unos dos millones de usuarios.
Del total de transferencias de 2025, el 65% fue a Cammesa, el 24% a Enarsa y apenas el 3% al Plan Gas. El Gobierno optó por no trasladar el aumento de costos a las facturas domiciliarias, en parte para evitar subas antes de las elecciones, incluso con el impacto de la devaluación.
Según el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), el gasto primario del Sector Público Nacional creció un 3,6% interanual en términos reales. Nueve partidas aumentaron y siete bajaron. Las provincias lideraron el ranking de incrementos: transferencias de capital (+127%) y corrientes (+126,9%). También subió la asignación universal (+33%) y las jubilaciones (+21,7%).
En la contracara, los subsidios a la energía cayeron un 55%, los programas sociales un 29% y los salarios públicos un 10%. El recorte energético representó el 48% de la baja total del gasto, seguido por los programas sociales (35%).
Agua, transporte y el impacto acumulado
El Observatorio de Tarifas y Subsidios del IIEP (UBA-CONICET) estimó que los subsidios nominales devengados por servicios públicos sumaron $3,9 billones, con una reducción real del 57% respecto de 2024. En doce meses, la caída fue del 50% en agua, energía y transporte. Respecto a enero de 2024, los subsidios son 65% menores y 76% inferiores al pico de junio de 2022.
En julio, los subsidios a energía y transporte representaron el 5,6% del gasto primario devengado, frente al 11% del mismo mes del año anterior. El ajuste fue decisivo: en siete meses, la reducción ascendió a $1,19 billones, mientras que el superávit fiscal creció en $2,52 billones.