De la guerra al living: la historia del cuadro robado por los nazis que apareció en Mar del Plata

Una familia enfrenta una compleja situación judicial e histórica, debido a un cuadro robado por los nazis al saquear Países Bajos.
Por: #BorderPeriodismo

Durante décadas, “Retrato de una dama” colgó silenciosamente en el living de una casa de clase media en Mar del Plata. Nadie imaginaba que esa pintura, de marco dorado y dimensiones imponentes, formaba parte de una colección saqueada por el régimen nazi en los Países Bajos. Hasta que una foto publicada en una web inmobiliaria encendió las alarmas de Interpol y desató una investigación internacional.

La protagonista involuntaria de esta historia es Patricia Kadgien, hija del financista alemán Friedrich Kadgien, vinculado al aparato económico del Tercer Reich. En su declaración ante la Justicia, la mujer intentó explicar por qué ocultó la obra antes del allanamiento que se realizó en su domicilio y en otras tres propiedades familiares. Esa decisión le valió, junto a su esposo, el arresto domiciliario por entorpecer la causa.

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“El monje”

Según relató, el cuadro fue trasladado a Mar del Plata entre 1989 y 1990, proveniente de General Alvarado. En su entorno familiar, la obra era conocida como “el monje”, y durante 35 años decoró el espacio principal de su casa, entre veladores y sillones. Todo cambió cuando puso la propiedad en venta y comenzaron a llegar llamados inesperados.

“Pensé que era una estafa”, declaró Kadgien, al referirse a los mensajes de un supuesto periodista que exigía la restitución de la pintura en nombre de un coleccionista holandés. Alarmada, retiró la casa del mercado y resguardó sus pertenencias. La sorpresa fue total cuando vio imágenes de su living en los medios, acompañadas por titulares que hablaban de arte robado por jerarcas nazis y buscado por organismos internacionales.

La defensa de Kadgien sostiene que la mujer desconocía el origen de la obra y que nunca la ocultó. “Mi casa es una vivienda de clase media, sin bienes suntuarios. El cuadro estuvo siempre a la vista”, aseguró. También presentó una factura de compra fechada en 1943, emitida por el Museo Wallraf-Richartz de Colonia, donde figura la adquisición de dos pinturas por parte de su tía Leonore Berthold.

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El recorrido del cuadro es complejo: tras la muerte de Augusta Berthold, esposa de Kadgien, la obra pasó a manos del financista, que vivió en Argentina bajo el nombre de Federico Gustavo Kadgien. Al fallecer en 1979, la pintura quedó en poder de su hija Patricia, quien ahora enfrenta el desafío de demostrar su legítima posesión.

Mientras tanto, la Justicia argentina deberá resolver si “Retrato de una dama”, atribuido al artista italiano Giuseppe Ghislandi, debe ser restituido a los herederos del galerista judío Jacques Goudstikker, cuya colección fue saqueada durante la ocupación nazi. El caso, que mezcla historia, patrimonio y memoria, sigue abierto.

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