En el marco de la causa que investiga la distribución de fentanilo contaminado, el empresario Ariel García Furfaro presentó una medida de prueba ante el juez federal Ernesto Kreplak: pidió al Instituto Malbrán que responda dos preguntas clave sobre el origen y el mecanismo de la adulteración del opioide. La solicitud fue canalizada por su abogado, Gastón Marano, y busca determinar si hubo fallas técnicas o responsabilidades externas en el proceso de fabricación.
La respuesta del Malbrán, a la que accedió el medio Clarín, no descarta ninguna instancia. El instituto sostiene que la contaminación bacteriana pudo haberse producido “en varias etapas críticas, tanto antes como después de la liberación del lote al mercado”. Y advierte que los puntos más vulnerables suelen ser aquellos “donde se manipula el producto o sus componentes en un entorno aséptico”.
Informe crítico
Sobre el mecanismo de la adulteración, el informe técnico indica que pudo haber ocurrido durante la elaboración o en la postproducción, como consecuencia de fallas en el control de calidad. “De haber pasado eso, sería una falla crítica de las buenas prácticas de fabricación”, señala el documento. Y agrega que “la esterilidad de un inyectable estéril de uso humano debe ser controlada respetando la técnica del ensayo en cuestión y los procedimientos validados oportunamente”.
La presentación de Furfaro se vincula directamente con las declaraciones de Adriana Iudica, jefa de Control Microbiológico de Laboratorios Ramallo S.A., quien reconoció haber detectado la contaminación en una muestra, pero no repitió el análisis ni lo informó a las autoridades. Según el ex jefe de producción, Eduardo “Ruso” Darchuk, las ampollas adulteradas fueron igualmente distribuidas.
El informe del Malbrán refuerza la hipótesis de fallas estructurales en el sistema de control interno de los laboratorios y pone en evidencia la fragilidad de los mecanismos de seguridad en la producción de medicamentos de uso crítico. Aunque no se pronuncia sobre intencionalidad, el instituto admite que la contaminación pudo haber ocurrido en cualquier punto del proceso, y que su detección debió haber activado protocolos estrictos antes de liberar el lote al mercado.
La causa judicial, que ya cuenta con múltiples imputados, avanza hacia la etapa de procesamiento. La estrategia de Furfaro apunta a deslindar responsabilidades técnicas, pero el informe del Malbrán deja en claro que el control de calidad interno fue insuficiente, y que la contaminación del fentanilo representa una falla grave con consecuencias sanitarias irreversibles.