El grupo terrorista Hamas afirmó que aceptaría algunos aspectos de la propuesta del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para terminar con la guerra en Gaza, entre ellos, la liberación de rehenes y la entrega de la administración del enclave. Aunque, buscaría negociar muchos de sus otros términos.
Según la información de Reuters, la agrupación respondió luego de que el mandatario estadounidense le diera tiempo hasta el domingo para aceptar o rechazar el plan. Igualmente, Trump, por el momento, no informó si los veinte puntos que contiene el acuerdo estarán sujetos a negociación, como pretende Hamas.
Pero, en un comunicado, aseguró: “Basándome en la declaración que acaba de emitir Hamas, creo que están listos para una paz duradera. Israel debe detener de inmediato el bombardeo de Gaza para que podamos liberar a los rehenes de forma segura y rápida”.
En su declaración, Hamas comunicó que aprueba "la liberación de todos los prisioneros de la ocupación, tanto vivos como remanentes, de acuerdo con la fórmula de intercambio contenida en la propuesta del presidente Trump, con las condiciones de campo necesarias para su implementación”.
No obstante, añadió: “En este contexto, el movimiento afirma su disposición a entablar negociaciones de inmediato, a través de los mediadores, para discutir los detalles”.
También declaró que está dispuesto a ceder "la administración de la Franja de Gaza a un organismo palestino de tecnócratas independientes, basado en el consenso nacional palestino y con el respaldo árabe e islámico”
Cabe destacar que el grupo terrorista palestino no indicó si aceptaría el desarme. Este, además de ser uno de los aspectos del plan, es una demanda de Israel y Estados Unidos que Hamas ya ha rechazado en otras oportunidades. Por su parte, la Casa Blanca aún no se expresó al respecto de la contestación.
Los puntos destacados del plan
Conforme a la propuesta presentada por Trump junto al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, a principios de esta semana, la agrupación que tiene el control de Gaza liberaría de forma inmediata a los 48 rehenes restantes (unos veinte de ellos se cree que siguen con vida). También entregaría el poder y se desarmaría.
A cambio, Israel, que aceptó el acuerdo, detendría su ofensiva y abandonaría gran parte del territorio, dejaría ir a cientos de prisioneros palestinos y permitiría la llegada de ayuda humanitaria, así como la reconstrucción de la ciudad afectada.
Asimismo, se suspenderían los planes de reubicar a gran parte de la población en otros países. El territorio de unos dos millones de palestinos quedaría bajo gobernanza internacional, con la supervisión del propio presidente estadounidense y del ex primer ministro británico Tony Blair.