El Gobierno de Argentina impulsa una reforma laboral que introduce el concepto de salario dinámico, un mecanismo que busca ajustar la remuneración de los trabajadores en función de su productividad individual. Esta iniciativa pretende actualizar los convenios colectivos para reflejar las condiciones económicas específicas de cada empresa y región, con la meta de fomentar el empleo formal y premiar el desempeño.
Julio Cordero, secretario de Trabajo, explicó que la propuesta contempla que los convenios establezcan un piso salarial basado en la empresa más desfavorecida de la zona más vulnerable del país, permitiendo que cada firma adapte los sueldos según sus resultados. Para el Ejecutivo, esta medida reduciría los costos laborales y desvincularía la evolución salarial de la inflación, orientándola hacia la productividad.
Sin embargo, desde los sindicatos y especialistas laborales surgen críticas. Advierten que el salario dinámico podría significar una reducción de derechos para millones de trabajadores, ya que los pisos convencionales podrían convertirse en techos para la negociación individual. Además, al desanclar los salarios de la inflación, el riesgo económico recaería sobre los empleados y no sobre los empleadores.
El proyecto también plantea distinguir entre trabajo autónomo y asalariado para clarificar las modalidades de contratación. No obstante, los gremios temen que esta diferenciación promueva el crecimiento del trabajo independiente como sustituto del empleo formal, lo que dejaría a muchos sin acceso a beneficios como vacaciones pagas, aportes jubilatorios o cobertura social.
Según Cordero, la reforma busca “dar más dinamismo al mercado de trabajo”, flexibilizando los convenios y recompensando el esfuerzo individual. Pero para los sindicatos, esta medida podría conducir a la individualización del vínculo laboral y a la pérdida de derechos colectivos.
En este contexto, un análisis citado por El Blog del Contador resume la preocupación: “El discurso oficial habla de premiar el esfuerzo, pero detrás del dinamismo puede esconderse una verdad más cruda: la del trabajador que vuelve a correr detrás de un salario que nunca alcanza”.
La reforma se presenta en un momento crítico para el mercado laboral argentino, donde la informalidad afecta al 43,2% de los trabajadores según datos del segundo trimestre de 2025 del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). Esta cifra representa un aumento respecto a 2024 y el primer trimestre de 2025, e incluye empleos sin estabilidad, aportes jubilatorios ni cobertura social.
El economista Esteban Domecq, director de la consultora Invecq, destacó que los trabajadores informales no solo reciben salarios inferiores, sino que carecen de derechos básicos como vacaciones o indemnización por despido. Además, esta situación debilita la base de ingresos del sistema previsional argentino.
Los datos oficiales indican que el 36,1% de los asalariados se encuentra en la informalidad, mientras que entre los cuentapropistas el porcentaje sube al 62,4%. Los jóvenes son los más afectados: casi seis de cada diez personas menores de 30 años trabajan en la informalidad, cifra que desciende al 36,5% en el grupo de 30 a 64 años.



