La capacidad financiera de las provincias argentinas para gestionar sus gastos está estrechamente vinculada a los ingresos que logran recaudar por sí mismas. Según un análisis realizado por el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), la combinación de la recaudación tributaria provincial y los ingresos provenientes de regalías, fundamentalmente derivadas de la actividad hidrocarburífera y minera, revela marcadas diferencias entre jurisdicciones que se han acentuado en los últimos años.
Este estudio evalúa la recaudación efectiva por habitante para los años 2010, 2023 y 2024, incluyendo además los ingresos por regalías, que en algunas provincias tienen un peso fundamental y en otras son casi inexistentes. La suma de ambos parámetros define la capacidad de gasto por habitante, un indicador clave que mide el margen de maniobra financiera de cada gobierno provincial.
Neuquén se posiciona como la provincia con mayor capacidad de ingresos per cápita, desplazando a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que históricamente lideraba por su alta recaudación propia. Este cambio se atribuye principalmente al auge de la actividad hidrocarburífera en Vaca Muerta, que ha impulsado significativamente las regalías en Neuquén.
Además, Santa Cruz y Chubut se encuentran entre las provincias con mayores ingresos por habitante, donde las regalías petroleras y gasíferas representan un porcentaje tan alto que igualan o incluso superan la recaudación tributaria propia. Completan este grupo Tierra del Fuego y Río Negro, que también presentan una elevada capacidad de gasto por habitante.
En contraste, provincias como Santiago del Estero, Formosa, Corrientes, La Rioja y Jujuy muestran la menor capacidad de ingresos por habitante. En estos casos, tanto la recaudación propia es reducida como los ingresos por regalías, cuando existen, son marginales. Santiago del Estero se ubica al final del ranking, mientras que Formosa y Corrientes permanecen en los últimos puestos debido a la falta de sectores productivos que generen regalías. La Rioja presenta una leve mejora, pero sigue en el grupo de menor capacidad fiscal, y Jujuy, a pesar de un aumento en regalías por actividad minera, continúa entre las provincias con menor capacidad de gasto por habitante.
El informe del IARAF destaca que la desigualdad fiscal entre provincias se ha profundizado en el tiempo. En 2010, la diferencia entre la provincia con mayor ingreso per cápita y la que tenía el menor era de aproximadamente 14 veces, mientras que en 2024 esta brecha se amplió hasta casi 25 veces, mostrando un aumento significativo en la disparidad.
Entre 2010 y 2023, la recaudación propia más regalías por habitante creció en promedio un 19% en términos reales, pero en 2024 se registró una caída cercana al 8% con respecto al año anterior. A pesar de esta disminución, el balance total del período indica un aumento del 9% en la capacidad de gasto provincial.
Las provincias con mayor crecimiento en ingresos entre 2010 y 2024 fueron Misiones (+93%), Neuquén (+87,8%), La Rioja (+56%), Jujuy (+38%) y Ciudad Autónoma de Buenos Aires (+20%). En cambio, Chubut (-25,4%), San Juan (-25,3%), Tierra del Fuego (-19,5%), Santa Cruz (-16,6%) y San Luis (-14,1%) sufrieron las mayores caídas.
Uno de los puntos más destacados del estudio es que las regalías amplifican las desigualdades fiscales entre provincias. Cuando se considera únicamente la recaudación propia, las diferencias son importantes, pero al incorporar las regalías, estas brechas se vuelven aún más pronunciadas. Neuquén ejemplifica este fenómeno, ya que el peso de las regalías le permitió ascender al primer puesto del ranking nacional, situación similar a la de Santa Cruz y Chubut. Por el contrario, las provincias sin recursos hidrocarburíferos o mineros quedan en clara desventaja estructural.
En definitiva, las diferencias en la capacidad de ingresos por habitante entre provincias argentinas son amplias y crecientes, impactando directamente en la provisión de servicios públicos, la infraestructura y la autonomía financiera de los gobiernos provinciales. Los próximos estudios del IARAF abordarán si las transferencias nacionales logran compensar total o parcialmente estas asimetrías estructurales.



