La ciudad brasileña de Belem se prepara para recibir a la Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP30, la que consideran que será una cumbre donde se hablará mucho y no se hará demasiado, debido a la fuerte corriente negacionista que existe sobre el cambio climático.
Con el claro objetivo de fijarse metas que contribuyan a reducir la emisión de gases que producen el efecto invernadero y el calentamiento global, los más de 190 países de darán cita para discutir los cambios que piensan implementar en los próximos años, aunque en la previa los expertos reconocen que hay más dudas que certezas sobre lo que pueda llegar a concluirse una vez el evento.
Qué puede aportar nuestro país para modificar la crisis climática
Si bien Argentina tiene asumidos compromisos internacionales como el suscripto en el Acuerdo de París, además de las denominadas Contribuciones Nacionalmente Determinadas, la realidad indica que sufrió un fuerte retroceso en materia de lucha contra el calentamiento global.
Desde la llegada de Javier Mlei al poder, se registraron recortes presupuestarios en áreas ambientales y la consiguiente paralización de programas, sumado al discurso negacionista sobre la crisis climática que pregonan varios gobiernos
Más allá de eso, desde el Gobierno existe la voluntad de tender a una reducción en la emisión de gases para el período comprendido entre los años 2030 y 2035 y una salida podría ser que nuestro país ingrese en el mercado de carbono, donde cada tonelada de dióxido de carbono que se emite tenga un valor económico. Esto quiere decir que Argentina podría venderlo a otros estados o empresas que hayan emitido más y de esa forma, generar una suerte de compensación.
Por lo pronto, Argentina enviará una reducida delegación compuesta por tan solo cinco personas y que estará encabezada por el el subsecretario de Ambiente, Fernando Brom y personal de Cancillería.



