El 13 de noviembre de 2025, Netflix estrenó la serie documental “50 segundos: el caso Fernando Báez Sosa”, una producción que reconstruye el asesinato del adolescente de 18 años por parte de un grupo de rugbiers en Villa Gesell, en enero de 2020.
A lo largo de los tres capítulos, la serie incluye testimonios de la familia Báez Sosa, abogados, periodistas y especialistas. También presenta las declaraciones de los rugbiers, quienes hablan desde el penal de Melchor Romero, donde cumplen sus condenas.
Máximo Thomsen, condenado a prisión perpetua y señalado como uno de los principales responsables, relató que durante los primeros meses de detención prefirió aislarse. “No quería que me venga a ver nadie porque tenía mucha vergüenza”, confesó.
También aseguró que fue sincero con su madre desde el principio: “Desde el primer momento le conté todo lo que pasó, porque entendía que si había hecho algo lo tenía que decir”.
Thomsen recordó además los momentos previos al ataque y el consumo de alcohol: “Habíamos llevado mucho alcohol de Zárate para no gastar tanto en el lugar. Nos pusimos a tomar como a las cuatro de la tarde”. Sobre la pelea, aclaró: “Mi conflicto fue con los de seguridad, en ningún momento miré quién estaba peleándose o algo”.
Luciano Pertossi, otro de los condenados a perpetua, sostuvo que “en el juicio se nos juzgó por otro lado” y admitió que su paso por la cárcel lo hizo madurar: “Me hace mal pensar en mi papá. Nunca en mi vida pensé en poner a mi familia en una situación así”.
Su hermano, Ciro Pertossi, afirmó que “nosotros ya estábamos condenados de antes. Era imposible que de ahí saliéramos con algo a favor”, y destacó el sufrimiento de su entorno: “Verlo a mi papá estar tan mal fue muy feo”. También reconoció que la experiencia le permitió valorar la vida que tenía: “Esto me sirve para darme cuenta de la buena vida que tenía y no la valoraba”.
Por su parte, Enzo Comelli expresó arrepentimiento: “Estoy muy arrepentido de todo lo que pasó, 100%. Y me voy a arrepentir siempre. Sin intención de haberlo causado, pero arrepentido, al fin y al cabo”.
Entre los condenados a 15 años, Blas Cinalli negó haber crecido en un entorno violento: “Mi mamá nunca me inculcó la violencia a mí. En ese momento me daba mucha impotencia”. En tanto, Ayrton Viollaz recordó: “Era de madrugada y estábamos borrachos. Ninguno tenía en la cabeza lo que había pasado”, y agregó: “Tengo esperanza, sé que en algún momento voy a tener que continuar con mi vida afuera de esto y espero que sea de la mejor manera”.






