La causa que investiga irregularidades en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) derivó en allanamientos a la financiera Sur Finanzas, conducida por Maximiliano Ariel Vallejo. Según la investigación de Clarín, una de sus aplicaciones de criptomonedas denominada NEBLOCKSHAIN, figura en el circuito de transferencias sospechadas de canalizar fondos ilícitos. El mecanismo consistía en depósitos millonarios en cuentas de terceros —personas de bajos recursos— que luego eran convertidos en activos digitales, dificultando la trazabilidad.
Sur Finanzas se presentó públicamente como patrocinadora de torneos de la AFA y prestamista de clubes con problemas económicos. Vallejo llegó a declarar: “Tengo una relación muy linda con Chiqui Tapia. Les prestamos dinero a varios clubes que necesitan financiación”. Esa cercanía con el presidente de la AFA, aunque no lo involucra judicialmente, genera ruido político y expone la intersección entre fútbol y finanzas.
El frente judicial

El juez federal Sebastián Casanello y el fiscal Franco Picardi ordenaron los procedimientos en el marco de la causa ANDIS. Según el medio Clarín, se secuestró documentación contable y registros de operaciones que ahora son analizados por la Unidad de Información Financiera (UIF) y la AFIP. Ya que las investigaciones intentan determinar un manejo de fondos sin respaldo que se posiciona en más de $4000 millones. Los investigadores buscan determinar si Sur Finanzas funcionó como engranaje dentro de un esquema de corrupción y lavado vinculado a contrataciones irregulares en el organismo.
En este marco, se apunta a un acusado en la causa. Miguel Ángel Calvete sería la conexión fundamental para que todas las maniobras puedan ser llevadas a cabo. La publicidad de Sur Finanzas no solo es visible en las camisetas del fútbol argentino, sino también en los ferrocarriles argentinos.
La conexión entre Sur Finanzas y la causa ANDIS convierte al expediente en un caso testigo sobre cómo las financieras privadas pueden ser utilizadas para desviar fondos públicos. La falta de controles, la opacidad en las operaciones y la proximidad con dirigentes de poder amplifican el impacto institucional.
El escándalo expone la tensión entre negocios financieros, la posible corrupción estatal y vínculos deportivos, y abre un debate sobre la necesidad de reforzar la supervisión en el sistema financiero paralelo.




