Dos miembros de la Guardia Nacional de Estados Unidos fueron heridos durante un tiroteo en las cercanías a la Casa Blanca, en Washington DC, y un sospechoso fue detenido en el lugar. El presidente Donald Trump no se encontraba en la sede gubernamental al momento del incidente.
El gobernador de Virginia Occidental, Patrick Morrisey, dijo primero que ambos soldados, desplegados en la capital desde su estado, habían “fallecido a causa de sus heridas”. Minutos después rectificó y señaló que recibía “informes contradictorios” sobre su condición, ya que en realidad estarían heridos.
El tiroteo tuvo lugar en la intersección de la calle 17 y la calle I, un sitio con mucho tránsito ubicado a pocos metros de la sede presidencial.
Un impresionante operativo de seguridad fue desplegado en cuestión de minutos, con varias cuadras acordonadas, vehículos policiales y equipos de emergencia concentrados frente a un hotel cercano al punto del ataque.
El violento episodio ocurrió mientras el presidente Trump se encontraba en el estado de Florida y la portavoz Karoline Leavitt informó que el mandatario fue informado de inmediato.
En un mensaje previo publicado en Truth Social, Trump afirmó que “el animal que disparó” a los soldados “pagará un precio muy alto”. También envió sus condolencias y expresó apoyo a las Fuerzas Armadas y a las agencias de seguridad.
"Dios bendiga a nuestra gran Guardia Nacional, y a todos nuestros militares y policías. Estas son verdaderamente grandes personas", escribió Trump.
Las autoridades no revelaron la identidad del sospechoso ni un posible móvil del ataque. Equipos forenses trabajaron durante horas en la zona para recuperar evidencia y reconstruir la secuencia de los hechos.
La capital estadounidense también activó sus protocolos de emergencia y voceros de la alcaldesa Muriel Bowser indicaron que las autoridades locales “siguen de cerca el trabajo de las fuerzas de seguridad” y mantienen comunicación con las agencias federales.
