Ramiro Conti de 12 años, conquistó el corazón de miles con su historia de superación y su pasión por el fútbol. A pesar de enfrentar desde pequeño un tratamiento oncológico, encontró en la comunicación y en las redes sociales un espacio para expresarse y compartir su amor por el deporte.
Con más de 52 mil seguidores en TikTok y una cuenta de Instagram que estuvo en riesgo de perder, Ramiro se convirtió en un referente para quienes disfrutan del análisis futbolístico hecho con respeto y entusiasmo. Su pasión comenzó cuando su papá lo llevó a la cancha a ver a Godoy Cruz, y desde entonces no dejó de crecer su interés por el fútbol.
Inspirado por su hermano Gonzalo Conti, periodista y relator, Ramiro comenzó a subir videos comentando partidos, lo que rápidamente captó la atención de una comunidad creciente. Sin embargo, enfrentó un obstáculo inesperado cuando alguien creó una cuenta falsa con su nombre en Instagram, replicando su contenido sin permiso.
La situación cambió gracias a la solidaridad de Bizarrap, el productor musical que, al enterarse, le escribió un comentario en una publicación de la cuenta falsa: “Grande Rami”. Luego, en conversaciones privadas, Ramiro le explicó la situación, y Bizarrap se comprometió a ayudarlo, incluso negociando con el creador de la cuenta para que devolviera el perfil a cambio de un video dedicado a la familia y sin revelar su identidad.
Después de un mes de intercambios diarios, Ramiro finalmente recuperó su cuenta de Instagram. Lo hizo en un momento especial, justo antes del Mundial, con la ilusión de seguir cubriendo cada partido con la misma emoción que sintió cuando pisó por primera vez el estadio de Godoy Cruz.
Lejos de mostrar resentimiento hacia quien le robó la cuenta, Ramiro expresó: “Igual era bastante buena onda el muchacho que hizo la cuenta falsa”. Su actitud refleja una madurez y una bondad sorprendentes, que se mantienen intactas pese a las adversidades.
Su familia ha sido un pilar fundamental en este camino. Gabriel, su padre, relató que Ramiro está en tratamiento oncológico desde los dos años debido a nódulos en el cerebro, con internaciones y medicación diaria que le impiden realizar deportes de alto impacto. A pesar de ello, su amor por el fútbol se manifiesta desde otro lugar, a través del análisis y la comunicación.
En la escuela, Ramiro sufrió bullying por no tener las mismas habilidades físicas que sus compañeros y por efectos visibles del tratamiento, como la ausencia de cejas. Sin embargo, su resiliencia y el apoyo de sus amigos y familia le permitieron encontrar una nueva forma de vivir su pasión y ser un ejemplo para muchos.
“Mis papás me apoyan en todo y me admiran”, afirma con orgullo Ramiro, mientras sueña con conocer en persona a Bizarrap. Su historia demuestra que la pasión y el amor por lo que uno hace pueden abrir caminos y tocar corazones, incluso cuando la vida presenta desafíos inesperados.



