Mauricio Macri reapareció en medio del fuerte conflicto que atraviesa el fútbol argentino, brindando una entrevista a Luciana Geuna en el medio Todo Noticias y lanzó críticas directas a la conducción de la Asociación del Fútbol Argentino. Con un mensaje duro, afirmó que el deporte “está sumergido en la oscuridad” y que la situación actual es producto de “años de decisiones erróneas y falta de transparencia”.
El expresidente describió la gestión de Claudio "Chiqui" Tapia en la AFA como un modelo que “no respeta la competencia ni la meritocracia” y aseguró que la dirigencia se alejó de los valores que históricamente sostuvieron al fútbol en el país. Sus declaraciones se dan en un clima convulsionado por sanciones polémicas al Club Estudiantes de La Plata, enfrentamientos entre dirigentes y un malestar creciente entre clubes y jugadores.
La necesidad de revisar la gestión
La intervención pública de Macri ocurre además en un contexto donde el conflicto ya trascendió lo deportivo. Sectores políticos comenzaron a exigir una revisión del funcionamiento de la AFA y se multiplican los pedidos para investigar decisiones recientes, arbitrajes y criterios disciplinarios. El debate sobre la transparencia y la calidad institucional ganó terreno, al punto de instalarse como tema central en la agenda pública.
Incluso, desde la cartera del Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado, conducida por Federico Sturzenegger, se realizó una investigación que derivó en un informe que indica que el Club Barracas Central, cercano al presidente Tapia, habría sido beneficiado desde la asunción de éste como presidente de la Asociación del Fútbol Argentino.

En paralelo, crece la expectativa sobre si las palabras de Macri anticipan un intento de impulsar reformas más profundas, como la incorporación de nuevos modelos de gestión para los clubes o cambios en la estructura de la entidad. Aunque estas iniciativas generan resistencia en varios sectores del fútbol, el impacto de su pronunciamiento vuelve a abrir una discusión que parecía cerrada.
Mientras tanto, la crisis de credibilidad mantiene al fútbol argentino en un estado de tensión permanente. El mensaje del exmandatario suma presión sobre la dirigencia y refuerza la idea de que el conflicto está lejos de resolverse. Para muchos, sus declaraciones pueden marcar un punto de inflexión; para otros, sólo agregan más combustible a una interna que ya amenaza con desbordarse.




