En el barrio porteño de Belgrano, una pareja protagonizó un robo insólito y quedó registrada por las cámaras de seguridad del lugar. Lo que llamó la atención fue que utilizaron a su hijo menor como una especie de “pantalla” para evitar levantar sospechas mientras sustraían un portero eléctrico.
El episodio sucedió alrededor de las 6 de la mañana en avenida Kramer al 1800, cuando un hombre fue captado mientras forzaba y arrancaba el tablero del portero eléctrico ubicado junto a la puerta de ingreso de un edificio. Su compañera, que sostenía de la mano al niño, hacía de campana desde la vereda para no despertar sospechas.
Después de aflojar el tablero, el hombre se alejó unos metros junto a la mujer y el menor, para luego regresar y terminar de extraer el equipo. La mujer tomó el portero eléctrico y lo guardó en una bolsa de tela que llevaba colgada del brazo. Según las estimaciones, el dispositivo pesaba 3 kilos y su valor rondaría los 13 mil pesos por el cobre que contenía.
Este grupo familiar no es nuevo en estas maniobras, ya que se los vincula con otros robos similares en diferentes edificios de Belgrano y Núñez, donde también se investigan hechos parecidos. Para los investigadores, el niño era una estrategia para que los vecinos y la policía no sospecharan durante el delito.
El daño generado al portero eléctrico causó un gran inconveniente para los residentes del edificio, quienes tendrán que esperar varios días para que el proveedor repare o reemplace la pieza, fundamental para el sistema de timbres y seguridad de la entrada.
El robo de cobre, que incluye tableros, medidores de luz y otros objetos, se ha reactivado en la Ciudad de Buenos Aires, generando no solo pérdidas económicas sino también complicaciones para los consorcios afectados, que deben hacer frente a los costos de reparación y reemplazo.
Este caso en Belgrano pone en evidencia cómo los delincuentes adaptan sus métodos para pasar desapercibidos, incluso involucrando a niños para manipular la percepción de los vecinos y las fuerzas de seguridad. Queda la pregunta abierta sobre cómo mejorar la vigilancia y la prevención para evitar que estas maniobras sigan ocurriendo.



