En pleno torbellino por su vínculo con el financista Ariel Vallejo —investigado en múltiples causas por presunto lavado de dinero—, Claudio “Chiqui” Tapia volvió a quedar en el centro de la escena. El titular de la AFA participó de una exclusiva cena en Mar-a-Lago, el resort insignia de Donald Trump en Florida, donde compartió mesa con uno de los hombres más cercanos al expresidente y actual mandatario estadounidense: el lobista Félix Lasarte.
Tapia asistió al evento mientras se encontraba en Washington para el sorteo de la Copa Mundial de la FIFA, indicó el medio Todo Noticias. Desde su cuenta de X, celebró la invitación: “Un honor estar presente en Mar-a-Lago, en el marco del homenaje a Charlie Kirk. Quiero agradecer especialmente a Félix Lasarte por la invitación a esta jornada tan importante”. El posteo estuvo acompañado por dos fotos junto al reconocido operador político y abogado de origen cubano.
Quién es Félix Lasarte, el aliado clave del universo Trump
Lasarte es fundador y socio director del bufete que lleva su apellido, especializado en urbanismo, relaciones gubernamentales y gestión de grandes proyectos inmobiliarios. Comenzó su trayectoria en 1994 en firmas legales de peso hasta que en 2008 abrió su propio despacho en Miami.
Su ascenso dentro del círculo trumpista tomó velocidad en 2021, cuando quedó al frente del Trump National Doral, uno de los emprendimientos más emblemáticos del magnate. Desde ese momento empezó a ocupar un lugar de creciente influencia en las actividades que Trump desarrolla en Miami. Con la vuelta del republicano a la Casa Blanca, su llegada se consolidó: Eric Trump lo describió como “alguien en quien mi padre tiene mucha confianza”.
Además de su labor en el ámbito privado, Lasarte integró organismos locales de relevancia en Florida, como la Junta Directiva de la Autoridad de Autopistas de Miami-Dade y la Autoridad de Transporte Regional del Sur del estado. Su propia página institucional lo define como un profesional de “enfoque transparente y orientado a resultados”, con trayectoria en zonificación y lobby político.
La aparición del presidente de la AFA junto a uno de los operadores más influyentes del ecosistema trumpista llega en un contexto delicado. Tapia enfrenta cuestionamientos públicos del presidente Javier Milei por su conducción en la AFA y, al mismo tiempo, la Justicia analiza su relación con Ariel Vallejo, un financista bajo investigación por lavado de activos.
En ese clima, la velada en Mar-a-Lago —templo del poder político, empresarial y simbólico de Trump— agrega otro capítulo a la creciente polémica que rodea al dirigente argentino. Su presencia en un evento cerrado, acompañado por un lobista de alto perfil, amplifica las miradas sobre sus vínculos internacionales en un momento en el que cada gesto queda bajo lupa.



