La Cámara de Diputados eligió en la madrugada del jueves a los nuevos representantes para la Auditoría General de la Nación (AGN), entre ellos a Mónica Almada, una figura que vuelve a la escena pública tras más de dos décadas.
Según informó La Nación, Almada es respaldada por Martín y Eduardo "Lule" Menem. Además es conocida por su larga carrera política dentro de la Unión Cívica Radical (UCR) y el PRO y por sus estrechos vínculos con figuras como Fernando de la Rúa y Ricardo López Murphy.
Su designación en la AGN, organismo presidido por Juan Manuel Olmos, no solo complació al peronismo y al gobernador Gustavo Sáenz, sino que también desató polémicas internas. Cristian Ritondo criticó duramente la jugada política que dejó fuera a representantes del PRO, generando tensiones dentro del oficialismo.
Durante dos años de negociaciones, el PRO propuso nombres como Jorge Triaca y Luciano Laspina para la AGN, pero ninguna candidatura prosperó. En contraste, el peronismo y La Libertad Avanza lograron acuerdos para colocar a sus candidatos, incluyendo a Almada para el último espacio disponible.
Mónica Almada, quien hasta marzo de 2024 fue titular de la Unidad de Articulación Estratégica de Áreas Económicas y Productivas en el Ministerio de Economía, es descrita por su entorno como una “abogada picante” por su agresividad en la defensa legal. Su carrera en el PRO comenzó en 2005, impulsada por López Murphy, aunque su base política original fue De la Rúa.
Entre 2017 y 2019, Almada fue vicepresidenta de Nación Seguros, una empresa estatal clave en la administración de fondos públicos. También formó parte del equipo de consultores del Ministerio de Educación de la Ciudad durante la gestión de Esteban Bullrich entre 2010 y 2015.
Su experiencia en derecho internacional y administrativo se refleja en su paso por la Comisión de Relaciones Exteriores y Culto en Diputados, donde ejerció como jefa de asesores del Bloque PRO durante una década. Su primer ingreso al Congreso fue en 1984, vinculada a la carrera política de De la Rúa.
En el ámbito porteño, Almada ocupó cargos relevantes durante la gestión de De la Rúa, como coordinadora del Comité de Negociaciones sobre Deuda y directora de Coordinación Legal e Institucional de la Secretaría de Educación, además de ser vocal y luego directora del Banco Ciudad.
Un episodio que marcó su trayectoria fue la cancelación de un plazo fijo por 315.000 dólares en noviembre de 2001, apenas dos días antes de que se decretara el corralito. Almada retiró el dinero tras presionar al gerente del banco, una maniobra que contrastó con la imposibilidad que tuvieron millones de argentinos para acceder a sus ahorros durante ese período.
En palabras de Almada durante el escándalo: “Quisiera no salir de mi casa hasta que la gente se olvide de mí.” Más de veinte años después, sus deseos parecen haberse cumplido, pero su nombramiento en la AGN vuelve a ponerla bajo la lupa.
Su designación fue impulsada por el clan Menem y respaldada por Karina Milei, tras la negativa de Santiago Viola, apoderado de La Libertad Avanza, a ocupar el cargo. Algunos especulan que la insistencia de los Menem en colocar a Almada responde a un interés por desplazar a Viola del control del partido libertario.
