La Cancillería argentina formalizó la candidatura de Rafael Grossi para ocupar la secretaría general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el período 2027-2031. La presentación se realizó en el Palacio San Martín, sede del Ministerio de Relaciones Exteriores, con la participación del canciller Pablo Quirno y representantes diplomáticos de diversos países acreditados en Buenos Aires.
El ministro Quirno expresó la importancia del momento: “Es para mí un honor darles la bienvenida a esta exposición de especial trascendencia para la República Argentina y para el futuro de las Naciones Unidas. En el día de hoy tengo el privilegio como canciller de presentar oficialmente la candidatura argentina del embajador Rafael Grossi para el cargo de secretario general de la ONU para el periodo 2027”.
Las razones
Según Quirno, la elección de Grossi responde a una profunda reflexión sobre los desafíos actuales del sistema multilateral y la necesidad de un liderazgo con acciones concretas para restaurar la eficacia y credibilidad de la ONU. “Las Naciones Unidas nacieron con un mandato claro y exigente, preservar la paz y la seguridad internacional, promover la cooperación entre naciones y fomentar el respeto por los derechos humanos. Sin embargo, con el paso del tiempo, estos objetivos han perdido nitidez y, en consecuencia, el mundo contemporáneo sigue marcado por diversos conflictos, tensiones geopolíticas y crisis complejas, que en demasiadas ocasiones no encuentran respuestas adecuadas”, destacó el canciller.
Desde hace meses, el Gobierno argentino desarrolló una estrategia para impulsar la candidatura de Grossi, que incluye una unidad especial dedicada a las negociaciones con otros países para sumar apoyos. El director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) es valorado por su experiencia en la gestión de conflictos internacionales, especialmente en el ámbito nuclear, y por su diálogo directo con líderes como Vladimir Putin y Volodomir Zelensky.
Uno de los ejes de la campaña es fortalecer la presencia activa de la ONU en la resolución de conflictos bélicos, buscando que la organización recupere su influencia como mediadora para la pacificación mundial. En este sentido, se mantiene un diálogo permanente con todos los miembros del Consejo de Seguridad, poniendo especial foco en los cinco países con poder de veto: Estados Unidos, China, Rusia, Francia y Reino Unido.
La candidatura de Grossi, aunque impulsada por Argentina, se presenta como una postulación personal del diplomático, lo que, según fuentes oficiales, evita que la disputa por las Islas Malvinas afecte su apoyo internacional. Esta situación se diferencia de la postulación de Susana Malcorra, quien en su momento era canciller en ejercicio.
El canciller Quirno intensificó contactos con los miembros no permanentes del Consejo de Seguridad, que actualmente son Grecia, Pakistán, Panamá, Dinamarca y Somalia, y con los que se incorporarán en 2026: Bahréin, Colombia, República Democrática del Congo, Letonia y Liberia. Estos países, aunque no tienen poder de veto, son considerados actores clave en la votación.
El proceso de elección comenzará con los discursos de los candidatos ante la Asamblea General de la ONU en los próximos meses, seguido por una exposición en un canal internacional. Entre julio y agosto de 2026 se realizará una votación informal para conocer las opiniones de los miembros permanentes y temporales del Consejo de Seguridad. La votación definitiva está prevista para septiembre u octubre, cuando se elegirá al sucesor de António Guterres.
