Este intercambio de mensajes, habitual en la víspera navideña, adquiere este año un valor simbólico superior. El gesto despeja rumores de rupturas definitivas y establece un canal formal de comunicación, a pesar de los históricos contrapuntos ideológicos entre el movimiento libertario y la doctrina social de la Iglesia.
El mensaje de los Obispos: preocupación por la fragilidad social
El Episcopado Argentino, encabezado por el arzobispo de Mendoza, Marcelo Colombo, inició el contacto el 15 de diciembre con una carta de fuerte contenido pastoral. El texto no se limitó al saludo festivo, sino que trazó una hoja de ruta sobre las inquietudes de la institución ante el presente del país.
El eje en la "Paz Social"
La Iglesia colocó como prioridad absoluta la preservación de una "paz social sólida". Para los obispos, este concepto no es una abstracción, sino un estado que requiere fundamentos concretos en la justicia y la fraternidad. La misiva subrayó la necesidad de una "cultura del encuentro" para superar las divisiones profundas de la sociedad argentina.
Sectores vulnerables bajo la lupa pastoral
La carta identificó con precisión a los grupos que requieren mayor protección estatal y social:
- Los Pobres: El sector más afectado por la inflación y la redefinición de las políticas de asistencia.
- Los Trabajadores: Aquellos que sostienen el aparato productivo frente a la pérdida de poder adquisitivo.
- Los Ancianos: Representados como la sabiduría de la nación, pero señalados como víctimas de la fragilidad del sistema previsional.
La firma colectiva de la Comisión Ejecutiva, integrada también por el Cardenal Ángel Rossi y los obispos César Fernández y Raúl Pizarro, otorgó al mensaje un carácter de bloque institucional ineludible.
La respuesta presidencial: Libertad y desarrollo como ejes
El presidente Javier Milei respondió a la misiva episcopal con una carta de tono cuidadoso y equilibrado. En su réplica, el mandatario buscó puntos de contacto con el discurso religioso sin resignar los pilares de su programa económico.
Milei agradeció el saludo y validó los conceptos de "paz social" y "compromiso con el bien común" planteados por la Iglesia. Este gesto de reciprocidad busca suavizar las asperezas del pasado y reconocer la presencia territorial de la Iglesia como un actor relevante en la contención social.
La libertad como motor de progreso
El núcleo de la respuesta presidencial reafirmó el rumbo de la gestión actual. Milei sostuvo que su administración trabaja de forma incansable para generar condiciones de "libertad, dignidad y progreso". Para el Jefe de Estado, el desarrollo individual y la desregulación económica constituyen la vía legítima para que los argentinos alcancen una vida digna, distanciándose de la visión asistencialista que a menudo emana de ciertos sectores eclesiásticos.
Colaboración institucional y presencia territorial
Un aspecto central de la carta de los obispos fue la oferta explícita de colaboración. La Iglesia puso a disposición su amplia red de comunidades, parroquias y centros de ayuda presentes en todo el territorio nacional, desde centros urbanos hasta zonas rurales aisladas.
Este ofrecimiento representa un activo estratégico para el Gobierno en momentos de conflictividad social. La capacidad de capilaridad de la Iglesia permite una llegada directa a los sectores más postergados, donde la presencia del Estado suele ser deficiente o inexistente. La respuesta de Milei, aunque protocolar, acusó recibo de esta disposición al diálogo para el "bienestar integral del pueblo".
