Los discos de vinilo hace unos años que están de vuelta en boga y las ventas están impulsadas gracias al consumo de los jóvenes de la generación Z (nacidos entre 1997 y 2012), pese a que a priori se pensaría que esta franja etaria consume sólo en formato digital, y no tanto de los audiófilos tradicionales.
En los últimos cinco años, la venta de vinilos trepó un 18% y entre los jóvenes de 18 y 28 años, un 60% compró música en este formato que había sido reemplazado masivamente por los CDs a comienzos de las década de los noventa, cuando los jóvenes de la generación Z aún no habían nacido.
Alrededor del 40% de los compradores de discos en Estados Unidos no tienen tocadiscos, según especialistas de entretenimiento de Futuresource Consulting. De acuerdo a estas fuentes, el 56 % de los jóvenes que los adquieren por su estética y presentación, de mayor tamaño al CD. De hecho, el 37 % lo usa como decoración para la casa, sostuvo una encuesta de Vinyl Alliance.
Se señala también que la exitosa cantante estadounidense Taylor Swift, con una fuerte base de fans de la generación Z, ha tenido clara influencia en este resurgir del vinilo, ya que ha promocionado sus álbumes como objetos de colección artísticos.
La artista también ha incluido en ocasiones canciones adicionales en los vinilos, pósters o poemas para sus seguidores. Y cinco de los álbumes de Swift se encontraban en 2024 entre los 10 álbumes de vinilo más vendidos el año pasado en Estados Unidos.
Otro dato que da cuenta de que el vinilo se está comercializando en gran media como objetivo coleccionable y más visual que por su uso tradicional para escucharlo, es el de las ediciones "coleccionistas" que incluyen una gran cantidad de objetos (posters, pins, o vinilos de colores, en lugar del tradicional negro) y memorabilia.