Este 3 de junio se conmemora una década desde el nacimiento del movimiento Ni Una Menos, que comenzó como respuesta a una serie de femicidios en Argentina. La génesis de esta histórica movilización fue un tuit de la periodista Marcela Ojeda, que decía: "Nos están matando. ¿No vamos a hacer nada?". A partir de esta inquietante pregunta, un grupo de mujeres comunicadoras se unió para organizar una manifestación que, bajo el lema Ni Una Menos, adoptó una poderosa frase de la poeta mexicana Susana Chávez: "Ni una mujer menos, ni una muerta más".
La primera marcha, que tuvo lugar en 2015, reunió a más de 200 mil personas frente al Congreso en Buenos Aires, superando todas las previsiones y marcando un hito en la visibilidad de la violencia de género en la agenda pública. Este movimiento no solo ha creado conciencia acerca de esta problemática, sino que ha sido fundamental para el desarrollo del feminismo a nivel global.
Desde su inicio, Ni Una Menos se ha destacado por su concepto de construcción colectiva y su habilidad para conectar diversas generaciones y luchas en torno a un principio común: el derecho a vivir sin violencias. Empleando herramientas del activismo digital, como el uso estratégico de hashtags, el movimiento ha logrado unir voces y visibilizar luchas locales en varios países, desde Perú y México hasta Brasil y Colombia, cada uno adaptando la consigna a sus contextos particulares.
Además, iniciativas como #MiPrimerAcoso y #UnVioladorEnTuCamino han jugado un papel importante en la difusión de relatos sobre el abuso y el acoso, ayudando a romper el silencio y a desafiar estructuras de poder que durante mucho tiempo se mantuvieron en la impunidad.
Diez años después de su creación, Ni Una Menos no solo se ha consolidado como un fenómeno cultural y político, sino que sigue siendo una plataforma activa de resistencia. Hoy en día, su esencia perdura: hacer visible lo que ha sido ignorado y promover nuevas formas de vida sin violencia, siempre desde el espíritu colectivo. Si alguna persona está sufriendo violencia de género o conoce a una víctima, se recuerda que puede llamar al 144, un servicio disponible las 24 horas y gratuito.
Diez años después
Esta vez, la marcha será el 4 y no el 3 de junio. Es para que la manifestación para exigir el fin de la violencia de género sume fuerzas con otros colectivos: los jubilados, las personas con discapacidad que reclaman que no se recorten aún más los pagos a sus prestadores de salud, esos prestadores de salud, y los trabajadores del Hospital Garrahan son algunos.
En 2024, según estadísticas de la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, hubo 247 víctimas letales de violencia de género. Fueron 228 víctimas directas de femicidio y 19 víctimas de femicidio vinculado, que es el asesinato de alguien por su vínculo con la víctima directa. Entre ambos tipos de homicidio, cada 35 horas hay una víctima letal de violencia de género en la Argentina.
Además, sólo en 2024 se determinó que no menos de 204 niñas, niños y adolescentes perdieron a quienes los tenía a su cargo en manos de un femicida. Esa estadística, menos visible, es otra de las tragedias que desencadena la violencia de género.
Según la Encuesta de Prevalencia realizada por Spotlight en 2023, una de cada dos mujeres sufrió violencia alguna vez en su vida por parte de su pareja actual o su ex. Por eso las referentes y organizaciones especializadas en temas de género ponen el foco en la importancia de las políticas de prevención y visibilización.
En ese contexto, la Línea 144, que presta asistencia a víctimas de violencia de género, perdió al 45% de su personal en el primer semestre de 2024. La imposibilidad de conseguir ayuda impacta directamente en la víctima, que queda más sola, más silenciada y menos acompañada.
En Argentina, cuatro de cada diez mujeres asesinadas son víctimas de una pareja o de un familiar. En el caso de los varones, sólo dos de cada cien resultan víctimas de su entorno más íntimo. La estadística, obtenida en 2023 por el Ministerio de Seguridad, da cuenta del impacto que tienen los femicidios sobre el total de los crímenes contra mujeres, y de cómo se trata de una forma de la violencia que explica casi la mitad de esos asesinatos, algo que resulta muy minoritario en el caso de los varones. Es por eso que se requieren políticas que se enfoquen directamente en este tipo de violencia.
