BUEN BIPOLAR: Trabajó con Cavallo, pasó por el Borda y hoy brilla como consultor

Buen Bipolar
Créditos: Buen Bipolar
Por: #BorderPeriodismo

La historia del @BuenBipolar es fascinante. Digna de una película. Lisandro Varela fue vocero de Domingo Cavallo, estuvo internado en un neuropsiquiátrico luego de sufrir un brote psicótico y tras algunos años de búsqueda dio con el diagnóstico adecuado: bipolaridad.

Su cuenta de Twitter @buenbipolar surgió luego de arrancar un blog en el que contó sus peripecias cuando intentó infructuosamente participar de un curso del Arte de Vivir.

Pese a eso, nunca se rindió.

 

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En esta #BorderSession Lisandro nos cuenta sobre su relación con Cavallo, su vida con el diagnóstico, y cómo creó «50 argentinos dicen», una plataforma de estudios cualitativos que convoca a las principales marcas argentinas.

 

 

– ¿Cómo fueron los primeros síntomas donde comenzaste a darte cuenta de que algo pasaba. ¿Fue cuando trabajabas con Cavallo?

 

-Estaba estudiando en Estados Unidos cuando asumió Cavallo como Ministro y me llamó y empezamos a viajar en una gira  interminable de un día en un país y al otro día en otro. Yo empecé a irme para arriba, a estar cada vez más excitado sin saber lo que me pasaba.

Tenía mucha excitación, me aceleraba mucho. y en un momento termine agarrándome a las trompadas con policías, y deambulando confundido. Ahí siento que empezó.

 

En este trastorno, tenes una fase maníaca, una fase de estabilidad y una fase más hacia la depresión y la fase hacia la manía está relacionada con la hiperactividad e hiperlucidez.

 

Bueno, terminé a las trompadas con unos policías cosas que yo no acuerdo con detalle, fue un momento de confusión propio de  la manía. Me detuvieron, pedí hablar con Cavallo, vino gente de él y me acuerdo que me llevaron a un lugar donde me ponían inyecciones, para calmarme, porque estaba eufórico y desconcertado.

 

Me metieron en una celda, donde hice pis para que no me hicieran acostarme en un montón de goma espuma que hacía las veces de colchón. Pero no sé qué paso después. Se me apago la tele.Creo que fue un día -pueden haber sido más – me dormía y me despertaba y veía distintas cosas. No tengo idea que me inyectaron.

 

Después, no sé por la gestión de quien, me pasaron a un hotelito de Mar del Plata un día me llamo Cavallo y le dije que ya estaba para irme. Era marzo de 2001. Ahí me dijo, dale avisa que te vas. Y me di de alta solo.

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-¿Y qué pasó ahí, te volviste a Buenos Aires, volviste a trabajar?

 

Cavallo me ofreció  hacerme cargo de la comunicación. Ahí decidí quedarme acá, porque podía irme a Estados Unidos. Me costó la decisión, porque además me costaba seguir el ritmo. Mi tema había salido en los diarios, era a veces “raro” porque la gente me hablaba raro.

 

 

-¿Cuándo te diagnosticaron?

 

Estuve dos años tomando litio, sin diagnóstico. Probé con varios médicos hasta que uno me dijo que era bipolar. Tener un diagnóstico me dio mucha tranquilidad. No ser el único te da tranquilidad, en realidad tiene que ver con cosas estándar. Hay una cuestión química que hace que el cerebro necesite ayuda.

 

-¿Cómo transitas el diagnostico?

 

-Para mí la bipolaridad tiene mucho que ver con la gestión de las emociones. Ya me doy cuenta cuando va a empezar la manía, y ahí tengo que tomar algo para frenarla. Cuando escala podes tomar decisiones riesgosas, en todos los niveles. No hay que dejar que eso pase.

Ciertos pensamientos que los asocias con esa fase se sienten como un superpoder, sin registro de riesgos. Un psiquiatra que tuve muchos años, como parte del tratamiento me enseñó la manera de administrar la medicación para casos como este y obviamente llamar al médico y obviamente tener un psicóloga en la que confiar. Y que sea una persona sensible.

 

 

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-¿Y cómo haces con el bajón?

 

-Hay evidencia de que a partir de los 40 años los hombres bipolares tienden a la depresión y no a la manía. Estoy agradecido porque si bien la manía es mucho más divertida que la depresión, es más peligrosa. En los últimos años estoy más tirado hacia la depresión leve. No me pasó nunca de no poder levantarme, pero sí de tener una visión sombría de la vida, y estoy medicado para sortear eso. Todo esto con cuidados, porque hay otro tema, no me pueden dar antidepresivos, porque me dispara la manía.

 

 

-¿Por qué te pusiste el buen bipolar?

 

El tema es así, fui al curso del arte de vivir y me bocharon por bipolar. Me anote en un curso de respiración. El día que empezaba, me puse jogging (algo que nunca uso, no me gusta como quedan) y me tome el colectivo. Cuando me dan para llenar el papelito de ingreso, me pidieron que ponga si tomaba alguna medicación, puse que consumo litio, y me impidieron continuar con el proceso. Volví a mi casa en el 152, sintiéndome rechazado,  y me abrí el blog.

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Después surgió lo de Twitter, como modo de expansión.

-Hiciste radio, escribís fantástico, ahora estás asesorando a través de un formato de estudios cualitativos que creaste, ¿De qué se trata?

 

-Me llamo un candidato de Lomas de Zamora para asesoramiento, y como no tenía noción sobre la zona, salí a entrevistar a 50 personas. Entre ellas, me tope que una señora que atendía en un local enorme de corpiños y bombachas en Villa Fiorito, a cinco cuadras de la casa de Maradona. Le pregunte por el tema de la droga. Hasta ese momento, la mujer me contestaba en automático y ese momento conecto y empezó a contarme que su hijo estaba “perdido en las drogas” y que ya le respondía a nadie. Ahí me confesó que tenía  un bañito en el fondo y todos los días le dejaba ropa limpia y lo necesario para que se bañe porque quería que sintiera que podía volver cuando quisiera, que tenía donde volver.

Ese trabajo fue increíble. Salieron cosas fascinantes y de ahí empecé con este proyecto que se llama 50 argentinos dicen donde entrevisto a 50 personas que tienen un tema en común.

 

¿Consumiste drogas estando medicado?

 

Si. Llame a un señor que vendía y compré y consumí. Está contraindicado, lo hice, pero no está bien. No fui algo que mantuve en el tiempo.

 

 

-¿En qué estado estabas el 20 de diciembre de 2021 (renuncia del presidente Fernando de la Rúa)?

 

-Yo vivía a cinco cuadras de la casa de Cavallo (era el ministro de Economía argentino en el gobierno de De la Rúa) donde había caceroleros. Me fui a su casa, y me dijo me volviera, que me quedara en casa. No tenía conciencia de que el país estaba en una instancia de estallido. Cruce la plaza de Mayo varias veces, entre la represión, con los caballos y eso, había una sensación de irrealidad.

 

 

-¿Qué pensas de los constantes recuerdos de Cristina Kirchner sobre la época de Cavallo, donde demoniza sus políticas económicas; algo que paradójicamente estamos repitiendo porque estamos recurriendo nuevamente al FMI? ¿Fuiste al  FMI con Cavallo?

 

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-Sí, fui. Te dan mucho carbohidrato. Una fuente de masas repleta, mientras esperas. Respecto de Cavallo, las veces que lo vi, la gente era muy cariñosa con él, creo que se le reconoce lo que hizo por la Argentina. Felizmente hay un reconocimiento merecido y que no le hace mella a lo que diga Cristina en un contexto en que la gente va a la verdulería y solo compra dos limones.

 

 

-¿Qué te parece Javier Milei?

 

-Me parece que es la personificación del que se vayan todos. En el 2001 no había una persona que resumiera el sentimiento anti política. Me parece que lo están escuchando demasiado, los laburantes sobre todo. Me generan dudas sus estados de ánimo. En ese nivel no nos vamos a pisar las sabanas, pero, está de atar. Me siento identificado en algunos casos.

 

 

-¿Que le dirías a alguien que duda si es bipolar?

 

Primero, que vaya al médico. Psicólogo y Psiquiatra. Después, que sepan que te podes sentir mal, pero se sale, hay formas de sentirte mejor. Yo estuve los últimos tres meses, muy preocupado, llamé a mi médico, lo fui a ver, me ajusto una de las medicaciones  y ahora la sensación se fue.

 

Pasa que estas tomado por tus propias ideas, donde un día soleado, te da la sensación de que todos los días van a ser soleados, y un día gris, te genera igual la idea de que todo lo que viene es oscuro.

 

Otra cosa fundamental es prestar atención a como estas durmiendo. Si dormís 7 horas de corrido, es bueno. Si dormís muy mal, es señal de alarma. También el tema de la “mecha corta” puede ser un indicador.

 

En mi caso siempre tengo medicación, siempre la tomo, soy recontra prolijo en eso, tenes que ocuparte de ir al psiquiatra. Intento ser un buen bipolar, pero sobre todo y extrañamente, la bipolaridad no es algo que me define tanto.

 

 

 

 

 

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