El juicio por la muerte de Diego Armando Maradona se encuentra en un punto crítico y podría declararse nulo este jueves, 29 de mayo de 2025. Los jueces Maximiliano Savarino y Verónica Di Tommaso del Tribunal Oral en lo Criminal N°3 de San Isidro darán a conocer su decisión sobre si el proceso debe reiniciarse o continuar.
Paralelamente al juicio, la jueza Julieta Makintach, quien presidió las audiencias, enfrenta una grave crisis institucional. La magistrada fue suspendida por 90 días por la Suprema Corte bonaerense y acumula al menos tres pedidos formales de juicio político, con otros dos en trámite. Su conducta está bajo investigación desde el 16 de mayo, luego de una denuncia realizada por las hijas de Maradona en la fiscalía de San Isidro.
La controversia
El eje central de la controversia es el rodaje de un documental sobre el juicio, supuestamente impulsado por la propia jueza, lo que generó serias objeciones éticas y legales. La Subsecretaría de Control Disciplinario de la Suprema Corte inició un sumario de oficio que podría culminar con su destitución. En paralelo, enfrenta también una causa penal.
Fuentes judiciales aseguran que la posibilidad de que Makintach sea removida es alta. No se descarta que, para evitar el jury, opte por presentar su renuncia en los próximos días. Mientras tanto, el procurador Julio Conte Grand solicitará los antecedentes completos del proceso para evaluar los pasos a seguir. El escándalo pone en entredicho no solo la imparcialidad del proceso, sino también la integridad institucional del Poder Judicial bonaerense.
Las declaraciones y hechos fundamentales que corren peligro
Cirugía innecesaria e inconsulta: Durante el juicio, varios médicos del sanatorio Ipensa coincidieron en que el hematoma subdural que presentaba Maradona no requería una operación urgente. El traumatólogo Flavio Tunessi y el jefe de neurología Guillermo Burry afirmaron que, tras realizar estudios, concluyeron que no era quirúrgico. Sin embargo, el doctor Leopoldo Luque desoyó ese criterio, insistió en la intervención y decidió trasladarlo para operarlo por su cuenta.
Internación domiciliaria cuestionada: Tras la operación en la Clínica Olivos, hubo un fuerte debate sobre cómo debía continuar la recuperación. Los médicos de la clínica recomendaron internarlo en un centro de rehabilitación, pero Luque y la psiquiatra Agustina Cosachov sugirieron la internación domiciliaria, afirmando que era lo que Diego preferiría. Jana, Dalma y Gianinna aceptaron esta opción, creyendo que habría personal médico y aparatología disponibles, lo cual nunca se concretó.
Estado de salud ya deteriorado: Testigos como Jana Maradona y Verónica Ojeda relataron que Diego ya arrastraba serios problemas físicos y emocionales desde tiempo antes: caídas frecuentes, dificultad para caminar, afecciones cardíacas y deterioro generalizado. La perito Silvana de Piero confirmó daños severos en varios órganos vitales: hígado con signos de cirrosis, riñones comprometidos, corazón lesionado y pulmones con patologías crónicas.
Internación inapropiada: El lugar donde Maradona fue alojado, un playroom improvisado como habitación, no contaba con las condiciones mínimas. Según el testimonio del médico Colin Campbell, estaba sucio, desordenado y sin oxígeno disponible.
Muerte no asistida y con agonía prolongada: Los médicos que acudieron al lugar aseguraron que Maradona llevaba varias horas muerto cuando intentaron reanimarlo. Presentaba signos claros de fallecimiento prolongado, como rigidez cadavérica y congestión sanguínea.
Sin rastros de drogas o alcohol: Los análisis toxicológicos revelaron que no había consumo de alcohol ni drogas ilegales. Solo se hallaron sustancias compatibles con su medicación.
Fuerte retención de líquidos: La autopsia determinó que el cuerpo tenía más de 4 litros de agua acumulada, signo de una falla sistémica que se había desarrollado al menos diez días antes, sin que se tomaran medidas para tratarlo.
