El Gobierno de Estados Unidos entró en cierre a partir de la medianoche, luego de que el Senado no lograra aprobar la prórroga de los fondos necesarios para su funcionamiento. Esta paralización afecta directamente a 750.000 empleados federales, quienes enfrentan suspensiones laborales mientras se prolonga la disputa política.
El expresidente Donald Trump responsabilizó a los demócratas por el cierre, señalando que su negativa a aprobar el financiamiento es la causa principal del bloqueo. Esta situación agrava las tensiones políticas en torno a temas clave como los subsidios sanitarios y el programa Medicaid, que están en el centro del debate entre los partidos.
El cierre del Gobierno estadounidense tiene un impacto significativo en la administración pública y en los servicios que dependen del presupuesto federal. La falta de acuerdo en el Senado refleja la polarización actual y pone en jaque la estabilidad de varios programas sociales esenciales para millones de ciudadanos.
Mientras tanto, en el plano internacional, esta crisis coincide con otros acontecimientos importantes, como la atención europea a desafíos ambientales y sociales, y la búsqueda de soluciones frente a fenómenos climáticos extremos. Sin embargo, la paralización en Washington marca un foco de incertidumbre que podría influir en la agenda global.
EEUU se acerca a un nuevo shutdown por las tensiones entre Donald Trump y el Congreso
Este 30 de septiembre de 2025 fue la fecha de expiración del actual presupuesto anual. El proyecto de ley de gastos temporal ya había sido rechazado en el pasado y no tenía indicios de tener éxito en una segunda votación.
A la par, agencias federales habían difundido planes de contingencia en caso de que no se lograra el acuerdo. Estos contemplan el cierre de oficinas de investigación científica, atención al ciudadano y otras tareas catalogadas como “no esenciales”, además de enviar a miles de empleados a sus casas sin goce de sueldo.
El gasto discrecional, equivalente al 27% del presupuesto federal, quedaría interrumpido de inmediato. Esto se traduce en una caída temporal de la producción de servicios públicos y, al mismo tiempo, en un menor consumo de los empleados en licencia.