Cierre masivo: 16.000 kioscos bajaron sus persianas

Los datos formales indican que los negocios pequeños pasaron de 112.000 a 96.000 durante la era Milei. Crecen los grandes supermercados.
Por: #BorderPeriodismo

En el último año, cerca de 16.000 kioscos cerraron sus puertas en Argentina, reduciendo el total de comercios formales de 112.000 a 96.000, según datos de la Unión de Kiosqueros de la República Argentina (UKRA) y la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA). Los fuertes cierres ya acumulan una década, desde el Gobierno de Mauricio Macri, en adelante. Ernesto Acuña, vicepresidente de UKRA, explicó que “cada vez cierran más kioscos de barrio y avanzan las grandes cadenas”, en un contexto donde las ventas retrocedieron un 40% en comparación con junio de 2023, de acuerdo a declaraciones al diario Clarín.

Un estudio de la consultora NielsenIQ revela que durante 2024, las ventas en kioscos bajaron un 16%. Las bebidas, que suelen representar el 60% de la facturación, cayeron un 17%, seguidas por golosinas (23%), galletitas (11%) y productos de higiene personal (3%). Según Acuña, la combinación entre menor consumo y el incremento en costos fijos como tarifas y alquileres “expulsa a los pequeños comercios del sistema formal”, debido a que la gente reduce gastos en artículos considerados no esenciales y los únicos que pueden sostenerse, son las grandes cadenas.

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Crisis de larga data

UKRA estima que en los últimos diez años se perdieron 94.000 kioscos, de los cuales 28.000 cerraron durante la gestión de Mauricio Macri y 50.000 en la presidencia de Alberto Fernández, con un fuerte impacto al comienzo de la pandemia. A esto se suma el crecimiento de kioscos informales, que operan desde domicilios particulares o ventanas, afectando la competitividad de quienes cumplen con las normas fiscales.

La magnitud de la crisis varía según el territorio. En barrios porteños como Palermo, Recoleta o Belgrano, la caída del consumo es menos severa. En cambio, en el Conurbano bonaerense y en zonas del sur de la Ciudad de Buenos Aires, las ventas se desploman. Algunos dueños intentan sobrevivir vendiendo sus fondos de comercio, relocalizándose o diversificando la oferta: café, librería, juguetes y comida al paso son algunos de los rubros incorporados. NielsenIQ reportó un aumento del 16% en la variedad de productos ofrecidos en kioscos, como estrategia para poder subsistir.

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En un intento por adaptarse, muchos comercios optan por ofrecer marcas más accesibles para los bolsillos ajustados y también productos premium para clientes con mayor poder adquisitivo. Las primeras marcas ceden terreno frente a segundas marcas más económicas. Por ejemplo, un atado de Marlboro Crafted cuesta $2.000, mientras que el Marlboro Box vale $5.000. Para dinamizar las ventas, las grandes compañías lanzan promociones como tres alfajores Arcor por $2.000 o descuentos tipo 2x1.

La situación también se complica con una fiscalización más estricta. La ARCA intensificó los controles tras la denuncia por lavado de dinero contra Pablo Otero, conocido como “el Señor del Tabaco”. Ahora, los kioscos están obligados a informar el precio de venta de los cigarrillos. La Secretaría de Comercio detectó diferencias de hasta 115% entre los valores declarados y los que paga el consumidor, por lo que se han multiplicado las inspecciones en los puntos de venta, sumando presión sobre un sector que ya viene golpeado.

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