La contundente victoria legislativa de La Libertad Avanza no solo reconfiguró el mapa político argentino, sino que también provocó un giro en la percepción financiera internacional. El riesgo país se desplomó más de 370 puntos básicos y cerró en torno a las 700 unidades, impulsado por un fuerte repunte en los bonos soberanos. Para los analistas, este movimiento abre una ventana de oportunidad: si se sostiene la tendencia, el gobierno de Javier Milei podría volver a emitir deuda en moneda extranjera en el corto plazo.
El equipo económico tiene por delante un desafío complejo: afrontar vencimientos por más de USD 8.000 millones en 2026, entre enero y julio, sin acceso pleno a los mercados. La clave está en reducir el riesgo país por debajo de los 500 puntos, nivel considerado mínimo para obtener financiamiento a tasas razonables. Hoy, ese umbral aún parece lejano, pero la dinámica de los últimos días sugiere que podría alcanzarse si se consolida la estabilidad macroeconómica y se mantiene el respaldo externo.
El peso del swap estadounidense
En ese sentido, el swap de USD 20.000 millones acordado con el Tesoro de Estados Unidos funciona como un puente financiero. El gobierno ya anticipó que, si no logra refinanciar los vencimientos de enero, utilizará ese mecanismo para cumplir con los pagos. La señal fue bien recibida por los mercados, que interpretan el respaldo norteamericano como un factor de contención frente a la volatilidad.
Según estimaciones privadas, Argentina enfrenta compromisos en dólares por más de USD 33.000 millones hasta el final del mandato, incluyendo pagos al FMI, el Club de París y acreedores privados. A eso se suman obligaciones internas por otros USD 15.000 millones entre 2025 y 2026. Aunque las reservas netas se mantienen en terreno positivo, el margen de maniobra sigue siendo estrecho.
La evolución del riesgo país será determinante. Si la tendencia bajista se profundiza, algunos bancos y consultoras proyectan una nueva emisión de deuda soberana en moneda extranjera, lo que permitiría un rolleo más orgánico de los vencimientos. Pero el acceso efectivo dependerá de variables más estructurales: la capacidad del gobierno para sostener el equilibrio fiscal, evitar sobresaltos cambiarios y consolidar la confianza internacional.
El respaldo político también juega un rol clave. El alineamiento con Washington y el apoyo explícito del gobierno de Donald Trump refuerzan la demanda por activos argentinos, y se especula con medidas adicionales para estimular el mercado, como recompras de bonos o garantías cruzadas.
En este contexto, el desplome del riesgo país no es solo una reacción coyuntural: es una señal de expectativa. Los mercados están observando si Milei puede transformar el capital político en estabilidad financiera. Si lo logra, Argentina podría volver a financiarse en el exterior. Si no, el rebote será tan abrupto como la caída.



