El papa León XIV realizó un nombramiento trascendental para la Iglesia católica en Estados Unidos al designar al obispo Ronald Hicks, de 58 años, como nuevo arzobispo de Nueva York. Hicks, hasta ahora obispo de Joliet, Illinois, sucede al cardenal Timothy Dolan, quien presentó su renuncia tras cumplir 75 años, según la normativa vaticana.
Esta designación, anunciada el 18 de diciembre de 2025, representa un cambio significativo en una de las arquidiócesis más grandes e influyentes del país, en un momento marcado por tensiones entre la Iglesia y la administración del presidente Donald Trump, especialmente en materia migratoria.
Los antecedentes del nuevo obispo
Hicks, originario del área de Chicago al igual que el papa León XIV, es conocido por su postura firme en defensa de los migrantes y su disposición a desafiar las políticas restrictivas del gobierno republicano. En noviembre, respaldó un comunicado de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos que condenaba las redadas migratorias, afirmando que “afirma nuestra solidaridad con todos nuestros hermanos y hermanas, al tiempo que expresa nuestras preocupaciones, nuestra oposición y nuestras esperanzas con claridad y convicción”.
El cardenal Dolan, arzobispo de Nueva York desde 2009 y figura destacada del catolicismo conservador, expresó su apoyo a Hicks: “Lo amo a Hicks, lo aprecio y confío en él”. Dolan reconoció su tristeza por dejar el cargo, pero la alivió “el regalo de la llegada de Hicks”.
Por su parte, Hicks aceptó el cargo con humildad y un toque de humor, señalando: “Acepto este nombramiento con humildad y con el corazón abierto”. Añadió una nota cultural para conectar con su nueva comunidad: “Potencialmente, mi primera declaración controvertida: soy fan de los Cubs y me encanta la pizza de masa gruesa”.
Antes de su nombramiento, Hicks desarrolló gran parte de su ministerio en Chicago, donde fue párroco, decano de formación del Seminario Mundelein y vicario general. En 2020, fue nombrado obispo de Joliet por el papa Francisco, atendiendo a más de 520.000 católicos. Además, dirigió durante cinco años un programa de orfanatos de la Iglesia en América Latina y el Caribe, experiencia que reforzó su sensibilidad social y migratoria.
El reverendo Eusebius Martis, que conoce a Hicks desde los años ochenta, destacó la capacidad del nuevo arzobispo para afrontar esta responsabilidad: “Asumir un nuevo cargo como arzobispo de Nueva York es una responsabilidad enorme, pero puedo decir sinceramente que el obispo Hicks está a la altura del desafío”.
Uno de los retos inmediatos para Hicks será supervisar la implementación de un fondo de 300 millones de dólares destinado a compensar a las víctimas de abusos sexuales en la arquidiócesis de Nueva York, creado bajo la gestión de Dolan. Hicks afronta esta tarea con compromiso: “Como Iglesia, nunca podemos descansar en nuestros esfuerzos por prevenir los abusos, proteger a los niños y cuidar a los supervivientes”.
El nuevo arzobispo también deberá liderar una arquidiócesis con cerca de 2,5 millones de católicos, consolidar la sanación de las víctimas y reflejar el nuevo rumbo pastoral que el papa León XIV busca para la Iglesia en Estados Unidos, especialmente en temas migratorios y sociales.
Este nombramiento se produce tras el establecimiento del fondo de compensación para víctimas, lo que permitió al Vaticano concretar el cambio de liderazgo en un contexto de litigios pendientes por abusos sexuales.
