Agostina Endler Lago tiene 17 años y desde el 28 de junio su nombre encabeza una nueva alerta de búsqueda en la Ciudad de Buenos Aires. Nadie sabe dónde está. Nadie la ha visto desde entonces. Su rostro, ahora difundido por el Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes de CABA, se suma a una lista que crece en silencio: la de los adolescentes que un día desaparecen y dejan tras de sí una estela de preguntas sin respuesta.
Mide 1,50 metros, tiene ojos celestes, cabello castaño largo y piel clara. El día que fue vista por última vez vestía un buzo negro con capucha y un pantalón gris. Su imagen ya circula en redes, portales y carteles digitales del Gobierno porteño. La línea 102, gratuita y disponible las 24 horas, es el canal habilitado para recibir cualquier dato que permita reconstruir su rastro. Hasta ahora, no hay certezas sobre dónde estaba ni con quién. Su familia inició la búsqueda, pero el silencio pesa. Y el tiempo, en estos casos, no es un aliado.
Una ausencia que se suma a muchas otras
El caso de Agostina no es una excepción. Es parte de una realidad persistente y dolorosa. Según Missing Children Argentina, cada día se denuncian más de seis desapariciones de niños, niñas y adolescentes en el país. Actualmente, hay 42 búsquedas activas. Entre ellas, las de Lian Gael Flores Soraide, de tres años, desaparecido en Córdoba en febrero, y Loan Danilo Peña, de seis, cuyo caso mantiene en vilo a Corrientes desde hace más de un año.
“Muchas veces no sabemos qué les pasó, porque las familias a veces no cuentan y no tenemos derecho a exigir ningún tipo de explicación”, explicó Ana Rosa Llobet, presidenta de la ONG, en una entrevista reciente. La organización se dedica exclusivamente a la búsqueda, sin intervenir en las causas ni en las circunstancias.
Qué hacer cuando alguien desaparece
Ante una desaparición, no hay que esperar. La denuncia debe hacerse de inmediato en cualquier comisaría, fiscalía o juzgado. Cualquier persona puede denunciar, incluso sin vínculo directo. Es clave aportar datos personales, una foto reciente y toda la información posible. Si se niegan a tomar la denuncia, se puede llamar al 134 o al 102. Hoy, la historia de Agostina es una más entre muchas. Pero para su familia, es la única que importa. Y cada minuto que pasa sin respuestas, duele más.