El anuncio del jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, sobre una nueva disposición para sancionar a quienes revuelvan residuos en los contenedores generó un fuerte cruce político que rápidamente se trasladó a las redes sociales. La legisladora Ofelia Fernández salió al cruce con dureza y apuntó directamente contra la vocera del Ejecutivo local, Laura Alonso: “Vos sos basura, Laura”.
El conflicto se desató tras la difusión de un video oficial donde se ve a agentes de la Policía de la Ciudad supervisando a personas junto a un contenedor de basura. Acompañando la imagen, Macri anunció que ordenó a los efectivos exigir que quienes saquen residuos de los contenedores y ensucien el entorno limpien inmediatamente, o en su defecto, sean sancionados.
Las multas
La medida, que se apoya en el artículo 94 del Código Contravencional, prevé sanciones que van desde los $59.000 hasta casi $900.000, dependiendo de la gravedad del hecho. También contempla la posibilidad de sustituir la multa por trabajos comunitarios por un período de uno a quince días, según lo disponga la Justicia.
Pero más allá del marco legal, el debate se volvió político. Laura Alonso, vocera de la administración porteña, fue una de las encargadas de amplificar el mensaje oficial. En su cuenta de X (ex Twitter) escribió sin rodeos: “Hasta $900 mil de multa si te gusta hurgar la basura en la Ciudad. Sí, leíste bien. Se terminó la impunidad para los ‘recicladores’. El que ensucia, limpia o paga”.
Ofelia Fernández no tardó en reaccionar. En su publicación, combinó ironía e indignación: “Si les ENCANTA hurgar basura es por puro placer, no son para nada laburantes que de milagro pueden ganar la plata de esa multa por mes”. Y agregó con contundencia: “Vos sos basura Laura, andá a limpiar los contenedores que lo vas a sentir idéntico a lavarte la cara cada mañana”.
El trasfondo del conflicto pone en debate no solo el orden y la higiene urbana, sino también la criminalización de prácticas de supervivencia que llevan adelante personas en situación de vulnerabilidad. Para el oficialismo, la medida busca mejorar la limpieza y la seguridad en el espacio público. De hecho, aseguran que forma parte de una serie de iniciativas que incluyen contenedores antivandálicos con sistema de buzón, que impide sacar residuos una vez depositados, y un programa de desodorización de los más de 33 mil recipientes distribuidos por la Ciudad, con fragancia a limón incluida.
Persecución o limpieza
Desde sectores sociales y opositores, sin embargo, la disposición es vista como una forma de persecución a quienes viven del cartoneo y el reciclaje informal, actividades que, aunque precarias, forman parte del entramado económico de miles de personas en la Ciudad de Buenos Aires.
El cruce entre Fernández y Alonso dejó en evidencia un choque de visiones: por un lado, un gobierno que endurece medidas en nombre del orden y la limpieza; por el otro, voces que denuncian estigmatización y falta de políticas integrales para los sectores más postergados. En el medio, un conflicto que trasciende las redes y se instala en el debate público sobre qué hacer, y cómo, con la pobreza urbana.