El entramado económico que sostiene el ascenso de los Toviggino

Las investigaciones avanzan sobre el entramado familiar de empresas ligado a la Asociación del Fútbol Argentina y el imperio provincial en Santiago del Estero, junto a una conexión con Buenos Aires.
Por: #BorderPeriodismo

Durante años, Pablo Toviggino apareció ante la opinión pública como un dirigente hábil, siempre presente en los momentos clave de la AFA y convertido en uno de los hombres de mayor confianza de Claudio “Chiqui” Tapia. Sin embargo, detrás del personaje futbolero existe un universo mucho más amplio: un conjunto de empresas íntimamente ligadas a su familia que, lejos del césped y los estadios, creció al amparo del poder provincial en Santiago del Estero, según la investigación del medio Todo Noticias. Ese crecimiento, lento y sostenido, terminó configurando un verdadero holding económico que hoy excede largamente la actividad deportiva.

La columna vertebral de esa red es HT S.R.L., una firma que funciona como la caja de resonancia de los negocios familiares. La sigla remite a los Toviggino y al vínculo entre los hermanos, pero también a un modo de gestión en bloque: participación cruzada, roles compartidos y movimientos societarios que suelen mantener siempre a los mismos apellidos en el centro de la escena. A mediados de 2024, María Julia del Castillo Orellana —esposa de Pablo— quedó como accionista mayoritaria, mientras que la gerencia pasó a manos de Darío, el hermano del dirigente. Sus hijos, Máximo y Valentina, aparecen también en distintos momentos de la historia societaria del grupo, y en varias empresas forman parte de los titulares registrales.

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Empresas con distintos rubros

Desde esa estructura madre se proyecta una serie de firmas que operan en rubros productivos tan diversos como estratégicos: seguridad privada, provisión de áridos para obra pública, servicios de construcción, proyectos agroindustriales y adquisición de campos rurales. Allí aparecen nombres como BORI S.R.L., BARWA S.R.L. y DCT S.R.L., compañías que, en muchos casos, figuran como proveedoras del Estado santiagueño con contratos que incluyen vigilancia de edificios oficiales, resguardo de hospitales, seguridad en organismos sensibles y suministro de insumos para vialidad provincial.

BORI es uno de los ejemplos más contundentes. Controlada casi en su totalidad por HT S.R.L., la empresa obtuvo adjudicaciones relevantes durante los últimos años. Entre ellas, contratos para la vigilancia de la oficina central de Recursos Hídricos, la custodia del hospital de Termas de Río Hondo y la provisión de materiales para la construcción de concreto asfáltico. Los montos involucrados superan, en algunos casos, los cien millones de pesos. Pero más allá de las cifras, lo significativo es el tipo de instituciones que requirieron sus servicios: incluso la Fiscalía de Estado, un organismo que interviene en conflictos sobre tierras fiscales, figura en la lista de dependencias que contrataron a la firma.

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Ese detalle conecta de manera directa con otro de los brazos del holding: BARWA S.R.L. La empresa empezó siendo administrada por los hijos de Pablo Toviggino y luego quedó absorbida por HT S.R.L. En los registros públicos aparecen expedientes de prescripción adquisitiva y regularización territorial vinculados a campos en zonas rurales como El Deancito. La actividad no se limita a la titularidad: una resolución de la Dirección General de Bosques y Fauna de 2024 convocó a audiencia pública para evaluar un proyecto agrícola impulsado por BARWA sobre predios que requieren aprobación ambiental. La intención de explotación productiva, por lo tanto, está expresamente documentada.

El Deancito. Foto TN

Adquisición de tierras

En Santiago del Estero, este avance en la adquisición de tierras genera tensiones que vienen de décadas atrás. En las comunidades rurales se habla de presiones, compras a valores ínfimos y maniobras que aprovechan la vulnerabilidad de pequeños propietarios. Aunque esas denuncias pertenecen al terreno del conflicto social y no a documentos oficiales, lo cierto es que los registros catastrales muestran un aumento sostenido de operaciones vinculadas a BARWA y, por extensión, a la familia Toviggino.

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El mapa se complejiza todavía más cuando se incorporan las sociedades satélite conectadas a Darío Toviggino. Ese grupo incluye empresas que, según la investigación judicial, formarían parte de la cadena que lleva a la mansión de diez hectáreas en Villa Rosa, Pilar. El inmueble aparece actualmente a nombre de REAL CENTRAL S.R.L., cuyos responsables formales serían presuntos testaferros. Antes de esa transferencia, la propiedad perteneció a MALTE S.R.L., una compañía en la que Darío tenía participación indirecta mediante otras firmas asociadas. El recorrido patrimonial, por lo tanto, no es lineal, pero sí consistente: las piezas encajan dentro del mismo entramado familiar.

Lo que surge de todas estas conexiones es una conclusión evidente. Lejos de limitarse al terreno del fútbol, los Toviggino construyeron un dispositivo económico que avanza sobre sectores clave del Estado provincial, que administra recursos públicos y que, al mismo tiempo, se expande hacia actividades privadas de enorme rentabilidad. Seguridad, obra pública, tierras, proyectos agroindustriales y adquisiciones inmobiliarias de alto valor forman parte de un ecosistema que creció sin pausa y que todavía no muestra señales de límite.

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