En un acalorado intercambio en redes sociales, el fundador de Mercado Libre, Marcos Galperín, y el activista social Juan Grabois protagonizaron un enfrentamiento público sobre el manejo de fondos fiduciarios, revelando profundas diferencias en sus perspectivas sobre la responsabilidad social y el compromiso político.
La discordia comenzó cuando Galperín insinuó que Grabois se beneficiaba del Fondo para la Integración Sociourbana (FISU), sugiriendo que nadie actúa en política sin esperar algún tipo de beneficio personal. La respuesta de Grabois no se hizo esperar, quien tildó al empresario de «triste idiota egoísta», defendiendo la labor altruista de aquellos que actúan por convicciones y valores.
“Mirá vos a Grabuá…Se podrá confesar fácilmente un pedadillo de estos? Parece que es cierto cuando dicen que nadie es K gratis”, publicó Galperín, el empresario afín al gobierno de Javier Milei, citando un informe de La Nación sobre el incierto destino de un fideicomiso. El dirigente de Patria Grande respondió: «Entiendo que te haga feliz ver a un presidente elevarte a la categoría de héroe para seguir engañándote a vos mismo y a los demás, que sos un benefactor social y no un burgués egoísta y ambicioso. Lo entiendo, me parece tristísimo y te compadezco. Que la brisa marina te alivie. No te puedo explicar, porque no vas a entender, que nuestra obra colectiva trasciende la forma de ver el mundo como un fajo de gruesos billetes”.
En su contraataque, Grabois cuestionó la ética de Galperín, señalando que su éxito económico no lo exime de ser parte de un sistema injusto que privilegia a unos pocos en detrimento de muchos. Además, lo acusó de intentar llenar un vacío existencial con riqueza material y de no comprender la verdadera esencia del compromiso social.
Galperín continuó la disputa al compartir un informe periodístico que vinculaba a Grabois con presuntas irregularidades en el manejo de fondos destinados a proyectos sociales. Esta acción avivó aún más la llama del conflicto, mostrando la polarización ideológica y política presente en la sociedad argentina.
En última instancia, Grabois reafirmó su compromiso con el bienestar del pueblo y su desinterés por la riqueza material, contrastando su visión con la perspectiva de Galperín, a quien acusó de vivir en una burbuja de privilegio sin entender las necesidades reales de la población.
“A mí no me importa la plata, me importa la felicidad de mi pueblo, igual que a miles y miles y miles de personas en este mundo. Nos alcanza con poco, no necesitamos millones, no los queremos, no nos motivan, nos aburren, nos parecen poca cosa frente a la inmensa tarea que tenemos por delante y que no tengo duda que vamos a realizar… y vos vas a seguir viviendo en tu mansión buscando de qué reír”, concluyó.
