La Floralis Genérica, ubicada dentro de la Plaza de las Naciones Unidas, en el barrio porteño de Recoleta, posee nuevamente sus seis pétalos metálicos: el último fin de semana se montó el último elemento restaurado. De esta forma, finalizó una de las intervenciones más complejas de la historia reciente del espacio público porteño.
El operativo de montaje consistió en una travesía de más de 150 kilómetros que combinó navegación fluvial, transporte terrestre y maniobras de ingeniería poco comunes para el ámbito local. El mismo finalizó con la llegada del segundo pétalo, que partió desde una planta industrial en Baradero.
La recuperación comenzó tras el fuerte temporal de diciembre de 2023, en el que las ráfagas de hasta 137 kilómetros por hora afectaron gravemente la estructura del monumento. Al disminuirse la estabilidad de la Floralis, el Gobierno de la Ciudad decidió realizar estudios de ingeniería y lanzar una licitación para reconstruirla.
El traslado de cada pétalo requirió meses de planificación. El viaje iniciaba en la planta en la que se efectuaron las reparaciones, localizada en el norte bonaerense. Allí, el elemento era levantado con grúas y colocado sobre un camión adaptado a su tamaño.
La siguiente parada era el puerto local, donde el recorrido continuaba en una barcaza por el Río Paraná y luego por el Río de la Plata hasta llegar a C.A.B.A. La última parte se realizaba en tierra firme, pero demandaba cortes de cartelería, intervención sobre semáforos y señalética, movimientos de cables e incluso la construcción de caminos de madera en la plaza para soportar el peso del transporte especial.
Cada viaje precisaba tres días consecutivos tanto de trabajo intenso como de coordinación entre organismos técnicos y de seguridad. El proceso entró en su etapa final después del arribo del primer pétalo restaurado, en octubre.
Según indicó el jefe de gobierno porteño, Jorge Macri, "cada pétalo tiene un diseño único, lo que sumó dificultad al proceso". En ese sentido, el ministro de Espacio Público, Ignacio Baistrocchi, dijo que la escala del operativo no se puede comparar con ninguna otra intervención previa en el espacio público de la Ciudad.
El proceso de restauración de los pétalos
Debido al trabajo tanto de restauración como de traslado de las piezas, que pesan más las tres toneladas cada una, debieron aplicarse técnicas y criterios derivados de la industria aeronáutica.
El proceso técnico tomó casi dos años. Las tareas se centraron en el desmontaje y análisis de las partes dañadas. Se extrajeron partes internas deterioradas, así como la superficie metálica recibió limpieza y arenado para eliminar restos de corrosión y marcas provocadas por el clima.
Luego de otros procedimientos específicos, empezó la reconstrucción en sí, que implicó la fabricación de nuevas piezas y el reacondicionamiento de las originales. Tras completar la estructura, primero se reinstalaron las chapas de recubrimiento.
A continuación, se revisaron las articulaciones que unen los pétalos al tallo, para asegurar un movimiento adecuado y la resistencia al viento. Después de colocar el pétalo final, los encargados de la restauración habilitaron un nuevo sistema de iluminación que reforzará la presencia nocturna de la obra.
