El gobierno de Javier Milei decidió cancelar la ampliación del Radiotelescopio Argentino Chino (CART) que se iba a instalar en El Leoncito. Este proyecto, impulsado durante la gestión kirchnerista y promovido por el Partido Comunista Chino, formaba parte de una red internacional de observación espacial con fines científicos y estratégicos.
La antena en cuestión habría sido la segunda instalación china en la región cordillerana, sumándose a la ya activa en Neuquén, que generó especial atención de Estados Unidos por su posible uso militar. La expansión de estos radares responde a la estrategia científico-militar de China, que busca fortalecer su presencia tecnológica mediante acuerdos con países aliados políticamente y comercialmente.
Desde el inicio de su mandato, el gobierno de Milei revisó el convenio que otorgaba a China el control de estas instalaciones. En 2024, funcionarios argentinos inspeccionaron la antena en Neuquén con permisos especiales, en un intento por monitorear las actividades que allí se desarrollan.
Además, se bloqueó en la Aduana el ingreso de materiales provenientes de China destinados a completar el nuevo radar en El Leoncito, debido a irregularidades y la ausencia de responsables chinos que respondieran por los envíos. También se decidió no renovar el convenio entre el CONICET y la Universidad de San Juan, que facilitaba la instalación del proyecto y venció en junio de 2025.
Esta medida provocó críticas por parte del Consejo Superior de la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ), que defendió el proyecto como un esfuerzo científico producto de más de tres décadas de cooperación entre Argentina y China. La UNSJ, junto con el Observatorio Astronómico “Félix Aguilar” y la Academia de Ciencias Chinas, había firmado en 2015 un acuerdo para llevar adelante esta iniciativa.
Los detalles del proyecto
El radiotelescopio posee un reflector principal de 40 metros de diámetro y un reflector secundario de más de cuatro metros, con una inversión aproximada de 350 millones de dólares en equipamiento, construcción y operación. El 28 de junio pasado llegó un grupo de científicos chinos, aunque el proyecto ya había sido paralizado.
La estructura del radiotelescopio se compone de cuatro partes esenciales: la antena, el sistema de posicionamiento, el receptor y el sistema de adquisición y procesamiento de datos. El sistema de posicionamiento dirige la antena hacia el objetivo, el reflector principal capta la señal, el receptor adapta la energía para su registro y el procesamiento se realiza mediante un sistema computarizado dedicado.
A pesar de su carácter científico, el proyecto está bajo el control del aparato militar del Partido Comunista Chino, lo que genera preocupación en Estados Unidos por su posible uso con fines distintos a la astronomía. El exembajador estadounidense en Argentina, Marc Stanley, manifestó: “Me sorprende que la Argentina permita que las Fuerzas Armadas chinas operen en Neuquén, en secreto, haciendo quién sabe qué”. Añadió que cree que soldados chinos manejan el telescopio espacial, aunque desconoce sus actividades y considera que los argentinos tampoco deberían ignorarlo.
El convenio vigente, que finalmente no fue renovado, reconocía la soberanía de China sobre el terreno donde está instalada la antena, operada por personal enviado desde ese país. Esta situación se confirmó el año pasado durante la inspección realizada en Neuquén.



