Tras la histórica confirmación de la condena a Cristina Kirchner por parte de la Corte Suprema, que ratificó su pena de seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos, comenzaron a surgir versiones sobre cuál será la estrategia de la expresidenta durante su reclusión. Uno de los primeros en anticipar posibles movimientos fue el periodista Marcelo Bonelli, quien deslizó en TN un dato inesperado: Cristina estaría planeando hacer un streaming desde su domicilio.
"Se habla de que ella va a hacer como un streaming desde la casa", lanzó Bonelli, generando un revuelo inmediato. La idea, según el conductor, formaría parte de una estrategia de resistencia política contra el modelo de Javier Milei, desde el lugar donde cumplirá la prisión domiciliaria.
Aunque aún existen dudas sobre si la exmandataria tendrá conectividad y acceso a dispositivos electrónicos, Bonelli aclaró: "No sé los alcances judiciales. Algunos dicen que está en libertad de hacerlo porque los que tienen este tipo de privilegio pueden usar la computadora, el celular; que también presos comunes lo pueden hacer".
La posibilidad de que la expresidenta utilice plataformas digitales para enviar mensajes políticos mientras cumple su condena abre una nueva etapa en el conflicto entre el kirchnerismo y el actual Gobierno. Según trascendió, Cristina estaría evaluando cuidadosamente el impacto legal y mediático de esta jugada, mientras prepara su presentación ante Comodoro Py el próximo miércoles, donde comenzará formalmente a cumplir la sentencia ratificada por el máximo tribunal.
Fuentes cercanas a su entorno no descartan que la exjefa de Estado utilice este canal como vía directa para sostener un discurso opositor y mantener activa a su base política. En la Casa Rosada, en tanto, hay cautela: saben que cualquier aparición pública de Cristina, incluso desde una situación judicial adversa, puede generar un efecto simbólico potente.
El regreso de Cristina Kirchner al centro de la escena, incluso desde la reclusión domiciliaria, confirma que la política argentina sigue girando alrededor de figuras que, aún condenadas, no abandonan el tablero. Y si el streaming se concreta, la resistencia digital podría convertirse en su nueva trinchera.