En medio de una caravana de campaña por el partido bonaerense de Lomas de Zamora, el presidente Javier Milei protagonizó este miércoles un cruce verbal con una vecina que lo insultó. El episodio, registrado por las cámaras que seguían la actividad, se viralizó rápidamente en redes sociales y expuso el clima de tensión que rodea la recta final hacia las elecciones legislativas del 7 de septiembre.
El mandatario recorría las calles en la caja de una camioneta, acompañado por su hermana Karina Milei, secretaria general de la Presidencia, y el diputado José Luis Espert, cuando una mujer le gritó “¡Corrupto!”. Lejos de esquivar el insulto, Milei se dio vuelta, la señaló y respondió a los gritos: “¡Corruptos son los tuyos, ladrona! ¡Chorra!”. El intercambio ocurrió sobre la avenida Hipólito Yrigoyen, minutos antes de que la comitiva presidencial fuera atacada con piedras y botellas. El intercambio fue con un cierre provocativo de Jose Luis Espert, gritando “Viva la Libertad Carajo” y levantando el brazo con el puño cerrado.
Una caravana que duró dos cuadras
La actividad, que buscaba reforzar la presencia de La Libertad Avanza en la Tercera Sección Electoral, apenas se extendió por dos cuadras antes de ser suspendida. Según testigos, un grupo de manifestantes comenzó a arrojar objetos contra el vehículo presidencial, lo que obligó a evacuar de urgencia a Milei y su equipo. Espert abandonó el lugar en moto, escoltado por personal de seguridad.
La custodia trasladó al presidente a la Residencia de Olivos, desde donde publicó una imagen junto a Espert y Karina Milei. En su mensaje, apuntó contra el kirchnerismo: “Los kukas tira piedras carentes de ideas recurrieron otra vez a la violencia. El 7/9 y el 26/10 digamos en las urnas KIRCHNERISMO NUNCA MÁS. VLLC!”,
El incidente se produjo en un contexto de alta sensibilidad política, marcado por las denuncias de presuntas coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), que involucran a funcionarios cercanos al presidente. La caravana en Lomas de Zamora había sido anunciada como un gesto de territorialidad en una zona históricamente adversa para el oficialismo, pero terminó exponiendo el nivel de rechazo social y las dificultades de seguridad que enfrenta el Gobierno en sus recorridas públicas.