María Julia Oliván presentó su libro Chat de Mamis en la Feria del Libro junto a Maritchu Seitún, psicóloga especializada en orientación a padres, que escribió una parte del material.
En este formato del proyecto (ya que también es un podcast que se publicó en 2022), la periodista cuenta su experiencia en la crianza de su hijo Antonio, que fue diagnosticado con autismo cuando tenía un año y medio, y entrevista a diversos profesionales especializados en esta condición.
Al inicio, Seitún destacó que, entre esas entrevistas y las vivencias de Oliván, el libro “tiene muchos tips para padres que están en la misma situación, lo cual puede ayudarles a no sentirse tan perdidos ante el diagnóstico. Y no solo en el ámbito de la salud, sino también en el derecho, por ejemplo, al exhibir que leyes deben cumplirse para las personas con discapacidad”.
El primer tema que abordaron fue la aceptación, el “abrazar el diagnóstico”. “En ese punto María Julia aseguró que negar la condición y estancarse en el “¿por qué me tocó a mí?” es en vano porque el destino no va a cambiar”, indicó. De hecho, comentó que “siempre supo que alguna vez iba a contar esto abiertamente”, pero para eso, primero “tuvo que procesarlo”, relató.
En otro tramo de su discurso, la psicóloga indicó que “en un momento, ella quería que Antonio de una entrevista en alguna ocasión. Su idea era como una meta estricta, en tanto tiempo va a lograr tal cosa. Pero no solo se dio cuenta que no iba a tener un reportaje en el tiempo que pensó, sino que tampoco sabía si eso iba a pasar y, en sí, hasta donde va a llegar su hijo, se planteó”.
“Yo no sé cuándo van a salir las cosas, lo único que sé es que tengo que seguir regando todos los días esa planta, tengo que seguir acompañando para ayudarlo a que haga lo que hacen los chicos de su edad”, expresó.
Preguntas y respuestas
Luego continuó: “Lo mejor que podés hacer cuando te empezás a dar cuenta de sus diferencias con los otros niños es ponerle onda y pensar: ‘este es mi hijo y hasta acá pudo’ ¿Qué es lo que le falta para ser funcional a su edad y como puede lograrlo a su tiempo?”, se preguntó.
La respuesta es: los pequeños escalones. Un concepto que le enseñó una profesional especializada en autismo. Son esas cosas que a uno le pueden resultar casi insignificantes para generar un avance, pero es la forma en la que una persona con esa condición puede aprender a su ritmo.
“Una vez me sentí estafada porque a Antonio lo hacían andar en bicicleta solo veinte metros. Pero después entendí que así logró dar la vuelta a la manzana y que además amaba estar en la bici porque su experiencia en ese aprendizaje no había sido una frustración, había sido lo que podía ser”, explicó y añadió que “todo el laburo es para ese momento donde le brillan los ojos porque se da cuenta que lo logró”.
Por eso, insistió en que no hay que dejar de confiar en los hijos y expresó que le duele que algunos profesionales le digan a los chicos cuál es su techo, “hasta acá llegaste”. Porque no se sabe cuál es el techo, es más, para ella no lo hay. También aconsejó no escuchar a cualquiera que ponga límites en ese sentido y no creer que los chicos van a ser totalmente distintos a los padres por poseer un diagnóstico.
Además, destacó la importancia de la comunidad que se generó a partir de Chat de Mamis porque cree que el dolor compartido duele menos y reflexionó: “Puede que el desarrollo de nuestros hijos sea diferente, pero el lugar donde estamos en la vida es el mismo. Somos una red de padres que nos encontramos con un diagnóstico y, a partir de ahí, nuestra vida gira en torno a eso”.
Finalmente, anunció que pronto este proyecto adoptará otro formato más. Será una charla humorística que va a realizar en un teatro, en la que abordará estos temas y mucho más de lo que vive día a día en la crianza de un chico con autismo.