La Selección Argentina vivió una jornada cargada de simbolismo y despedidas. En lo que fue el último partido oficial de Lionel Messi en suelo nacional, el Estadio Monumental se convirtió en escenario de una celebración que combinó fútbol, música popular y emoción colectiva. El equipo de Lionel Scaloni se impuso 3 a 0 frente a Venezuela, con dos goles del capitán y uno de Lautaro Martínez, pero el momento que marcó el inicio de la noche no llegó desde el césped, sino desde el micrófono.
Antes del pitazo inicial, una voz femenina se adueñó del silencio del estadio: Euge Quevedo, cantante cordobesa de 33 años, interpretó el Himno Nacional a capella ante más de 80 mil personas. Su versión, sobria y emotiva, generó una ola de reacciones en redes sociales, donde su nombre se volvió tendencia. “La mejor interpretación hasta ahora”, “Genia total” y “Digna de este momento histórico” fueron algunos de los mensajes que circularon entre los hinchas.
La relación con la Selección Argentina
La elección de Quevedo no fue casual. Referente del cuarteto cordobés y voz principal de La Banda de Carlitos, la artista fue convocada informalmente tras un show en el Movistar Arena al que asistió Claudio “Chiqui” Tapia, presidente de la AFA. “Primero fue un chiste, después se volvió realidad. Me enteré hace dos días y todavía no lo puedo creer”, confesó la cantante en una entrevista con El Doce.
El evento musical que acompañó la despedida de Messi también tuvo sello cordobés. La previa estuvo animada por Q’ Lokura, Uriel Lozano y la propia Banda de Carlitos, en una apuesta por el cuarteto como género central, en sintonía con los gustos del capitán argentino. La conexión de Messi con la música de Córdoba ya había quedado en evidencia en celebraciones anteriores, como la que protagonizó La Konga tras la conquista del Mundial.
Incluso Antonela Roccuzzo, pareja del astro rosarino, ha mostrado su afinidad por el género en sus playlists públicas, donde figuran remixes de artistas como Luck Ra y Maluma. La cultura popular, en este caso, no fue un accesorio del evento: fue parte del homenaje.
“Lo importante es que la gente cante el himno. Yo creo que cualquier argentino se emociona con el himno y se tiene que sentir”, dijo Quevedo antes de subir al escenario. Su interpretación, sin artificios ni acompañamiento instrumental, logró eso: que el Monumental se detuviera por un instante, que la emoción se hiciera cuerpo, y que la despedida de Messi comenzara con una ovación que no vino por un gol, sino por una voz.