Gildo Insfrán volvió a demostrar su férreo control sobre la política formoseña. Con más del 67% de los votos, el justicialismo ganó de forma aplastante las elecciones para la Convención Constituyente y se aseguró la mayoría de los 30 convencionales que reformarán la Carta Magna provincial. El objetivo declarado: actualizar la Constitución, aunque la lectura política más extendida apunta a una jugada para allanar el camino hacia una nueva reelección del gobernador más longevo del país.
Con el 97% de las mesas escrutadas, la lista oficialista se impuso en los 8 departamentos y los 37 municipios de la provincia, incluidas zonas con fuerte presencia de pueblos originarios y altos índices de pobreza, como el oeste formoseño. Ni el frío ni la tormenta de la noche anterior impidieron una concurrencia alta: la participación superó el 70%, el mayor porcentaje entre las ocho elecciones provinciales de este año.
El emperador provincial
Ni siquiera en la capital, donde el oficialismo sacó el “peor” resultado, un contundente 56%, la oposición logró marcar un quiebre. La jornada se vivió sin celebraciones en las calles. No hubo caravana, bocinazos ni palabras del gobernador. La victoria fue rotunda, pero silenciosa. El único gesto político vino desde el sur: Cristina Kirchner lo felicitó telefónicamente y lo hizo público en redes.
Muy lejos quedó el Frente Amplio Formoseño, integrado por la UCR, el PRO y el MID, que encabezó el senador Francisco Paoltroni, con el 21,3% de los votos. En tercer lugar, La Libertad Avanza cosechó un modesto 10,3%, con una interna áspera y visible entre los referentes locales. El espacio se fragmentó en tres sublemas, sin apoyo de figuras nacionales y con tensiones no resueltas entre dirigentes como Esteban López Tozzi, Héctor Brizuela y el diputado Gerardo González, de pasado insfranista.
Paoltroni, que rompió con LLA hace más de un año, desplazó a otras voces opositoras como Gabriela Neme y el libertario Atilio Basualdo, intendente de Las Lomitas y nuevo constituyente. Varios de ellos reclaman una intervención federal de la provincia, algo que requeriría aprobación del Congreso y enfrenta un contexto político adverso.
La reforma constitucional y la cláusula que define el futuro
El oficialismo insiste en que el llamado a reforma constitucional se decidió antes del fallo de la Corte Suprema que, en diciembre, declaró inconstitucional la cláusula de reelección indefinida vigente desde 1999. Sin embargo, con el control total de la Convención, Insfrán podrá impulsar una nueva redacción del artículo cuestionado. Los 30 convencionales elegidos en la elección de ayer, contarán con un período de dos meses para cumplir con la tarea de la reforma.
Cabe recordar que el gobierno de Formosa, es el mismo desde 1995. Fuentes cercanas al Senado sostienen que la jugada apunta a habilitarlo para competir una vez más en 2027. El razonamiento: si el nuevo texto limita los mandatos, el actual sería considerado el primero bajo las nuevas reglas. “En Formosa deciden los formoseños, los de afuera son de palo”, declaró Insfrán el día de la elección, desde Laguna Blanca.
El argumento tendría aval, al menos parcial, en sectores de la Corte Suprema. El senador José Mayans, hombre clave del oficialismo, lo deslizó tras votar en Clorinda: “Todavía no se discutió si podrá postularse de nuevo”.
El “modelo formoseño”, como Insfrán lo llama, vuelve a afirmarse. El PJ controla la Legislatura con mayoría calificada, 21 de los 30 escaños, y ahora también conducirá la Convención Constituyente. El triunfo no solo sepulta cualquier atisbo de alternancia, también ofrece al gobernador una nueva carta para consolidarse como el caudillo de mayor duración en el poder de toda América Latina.
En 2023, había sido reelegido con el 73% de los votos. Este domingo, volvió a repetir el libreto con una máquina electoral que funciona sin ruidos y con una oposición fragmentada, sin liderazgo nacional y sin poder territorial.
Todo indica que el próximo paso será la convocatoria a la Convención Constituyente en los próximos diez días. La expectativa es que allí se reformule el límite de mandatos, lo que podría permitirle a Insfrán aspirar a un nuevo período en 2027. Una suerte de “última danza” para quien ya acumula ocho mandatos consecutivos, o diez, si se suman los años como vicegobernador.