El lunes por la mañana, Axel Kicillof ya había retomado el ritmo de la agenda oficial después de un domingo cargado de festejos en la Provincia. Pero la euforia electoral no opacó la tensión política: en cada entrevista, el gobernador bonaerense volvió a poner el foco en la falta de diálogo con el presidente Javier Milei.
“Le pedí que me llame y no lo hace porque no se atreve”, disparó en vivo por radio, con la voz firme pero cargada de fastidio. Y enseguida remarcó: “No estoy de acuerdo en nada con él, me parece un personaje repudiable, pero eso no me impide reclamar lo obvio: un contacto institucional, serio y respetuoso”.
“Es Presidente, no un influencer”
En los pasillos de la gobernación reconocen que Kicillof esperaba al menos una señal directa desde la Casa Rosada después del triunfo del peronismo en las legislativas bonaerenses. El saludo llegó, pero a medias: no fue Milei quien levantó el teléfono, sino su jefe de Gabinete, Guillermo Francos, que envió mensajes formales de felicitación.
El domingo, en medio de cánticos y abrazos con la militancia, Kicillof ya había dejado claro que no piensa resignar su reclamo: “Un Presidente necesita coraje y valentía para dialogar con el gobernador de la provincia más grande del país”. Este lunes lo repitió, casi como un mantra: “Es la cuarta vez que lo pido”.
El mandatario bonaerense buscó darle un tono institucional a su exigencia, pero al mismo tiempo dejó frases que marcaron el pulso de la jornada. “Milei no es tuitero ni economista austríaco, es Presidente. Y como tal tiene que hacerse cargo de ese rol y mantener una comunicación normal con esta Provincia”, señaló, con un dardo directo al estilo confrontativo del libertario.
La tensión no quedó ahí. Kicillof aprovechó para repasar lo que considera los retrocesos más graves de la gestión nacional. “Les sacan fondos a los discapacitados, ajustan a los jubilados, desprecian a empresarios e industriales. A los productores rurales les dicen parásitos cuando se quejan del dólar. Es un desprecio sistemático”, enumeró.
Con esas palabras, buscó marcar un contraste: mientras Milei se encierra en el enfrentamiento discursivo, él reclama coordinación política. Aunque el tono fue más ácido que institucional, el mensaje quedó claro: “Lo urgente es que cambie estas políticas que tanto daño están haciendo”.
Futuro en suspenso
Las medios también quisieron arrancarle una definición sobre 2027. Kicillof, que no puede reelegir en la Provincia, se mostró cauteloso: “Es prematuro hablar de eso. Ahora tenemos una elección en octubre y ahí está el foco”. Sin embargo, dejó una pista del escenario político que se avecina: “Lo importante no es especular con candidaturas, sino ponerle un freno a este Gobierno y a su deriva autoritaria. El pueblo tiene la última palabra en las urnas”.