La conducción de la Confederación General del Trabajo (CGT) resolvió este martes dar un paso fuerte en su confrontación con el Gobierno nacional: la central obrera convocó a una movilización a Plaza de Mayo, según anticipó el medio Todo Noticias para el próximo jueves, en rechazo al proyecto de reforma laboral impulsado por el presidente Javier Milei y enviado al Congreso para su tratamiento.
La decisión fue tomada en una reunión de mesa chica encabezada por Cristian Jerónimo, Jorge Sola y Octavio Argüello, quienes integran la cúpula de la CGT. Aunque el texto de la reforma no avanza de lleno sobre cambios estructurales en el poder financiero de los sindicatos —como las cajas gremiales o la cuota solidaria— la conducción cegetista considera que la iniciativa vulnera derechos laborales y abre la puerta a transformaciones más profundas.
Qué propone el proyecto en materia sindical
Uno de los capítulos más observados es el que regula la retención de las cuotas sindicales. El proyecto establece que los empleadores podrán actuar como agentes de retención solo si existe conformidad expresa del trabajador y un acuerdo entre las partes.
El texto además dispone que la operatoria tendrá que ser autorizada por una resolución de la Secretaría de Trabajo, dependiente del Ministerio de Capital Humano. Y agrega un punto clave: cualquiera de las partes podrá dejar sin efecto el acuerdo con 30 días de anticipación, por cualquier vía fehaciente.
En el mundo sindical interpretan este artículo como un mecanismo que erosiona la estabilidad de los ingresos gremiales, porque facilita que trabajadores o empresas decidan interrumpir la retención automática. Aunque no se trata de una eliminación directa de la cuota solidaria, la CGT considera que la iniciativa apunta a debilitar la estructura económica de los sindicatos.
La marcha se inscribe en un clima de creciente tensión. Hace días, el titular de la UOCRA e integrante del triunvirato cegetista, Gerardo Martínez, ya había anticipado que la central se plantaría frente al proyecto. Lo calificó como una reforma que “quiere quitar derechos y romper las estructuras del derecho colectivo e individual”.
Martínez atribuyó el impulso del proyecto a una “postura ideológica muy extrema” por parte del Gobierno, alejada de la visión que —según señaló— necesitan los trabajadores. Sus declaraciones fueron interpretadas como un anticipo del endurecimiento del frente gremial, y la convocatoria a Plaza de Mayo confirma esa línea.
Una respuesta política al clima social
Si bien el proyecto de reforma incluye artículos destinados a modificar regímenes de contratación, indemnizaciones y modalidades laborales, en la CGT advierten que el Gobierno busca “flexibilizar de hecho” las relaciones laborales e iniciar un proceso que podría derivar en transformaciones más profundas.
La movilización del jueves será la primera reacción pública y masiva de la central obrera desde que el Ejecutivo envió la reforma al Senado. La conducción anticipó que la protesta estará acompañada por múltiples sindicatos y organizaciones alineadas con la central, y no descartan un plan de acción más amplio si el debate legislativo avanza en una dirección que consideren perjudicial para el empleo.
El escenario abre un nuevo capítulo en la relación entre la administración Milei y el movimiento obrero, que hasta ahora había mantenido un nivel moderado de confrontación. Con esta marcha, la CGT busca mostrar volumen político y advertir que no permitirá cambios que, a su juicio, recorten derechos o debiliten el poder de negociación colectiva.



