La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ajustó a la baja sus proyecciones de crecimiento para la Argentina en 2026, en un contexto marcado por la desaceleración global y las tensiones internas derivadas de las políticas de ajuste. El informe advierte que el país enfrentará un año de expansión más débil de lo previsto inicialmente, con un ritmo que se ubicaría por debajo de las expectativas oficiales.
El recorte en las proyecciones se vincula con varios factores: la contracción del consumo interno, el impacto de la reducción del gasto público y la incertidumbre sobre la inversión privada. La OCDE subraya que, aunque las medidas de disciplina fiscal buscan ordenar las cuentas, el efecto inmediato es una menor capacidad de crecimiento en el corto plazo.
El foco puesto en la inflación y el consumo

En paralelo, el organismo internacional puso el foco en la inflación, señalando que, pese a la desaceleración registrada en algunos meses, el fenómeno sigue siendo persistente y condiciona la recuperación. La combinación de precios elevados y salarios rezagados limita el poder adquisitivo de los hogares y retrasa la reactivación del mercado interno. El mismo presidente de la Nación, en distintas conferencias, declaró que para la mitad del año 2026 la inflación ya no será un problema para los argentinos. Sin embargo, internacionalmente no es el único pronóstico económico.
El informe también advierte sobre el desafío de sostener la confianza de los inversores en un escenario de ajuste. La salida de empresas públicas y la reducción de la planta estatal, sumadas a la contracción del gasto, generan interrogantes sobre la capacidad del Estado para sostener servicios esenciales y acompañar la transición económica.
De cara a 2026, la OCDE plantea un escenario de crecimiento moderado y con riesgos inflacionarios, donde la clave estará en la capacidad del Gobierno para equilibrar disciplina fiscal con políticas que impulsen la inversión y el empleo. La advertencia internacional reabre el debate sobre el rumbo económico y la necesidad de combinar austeridad con medidas que garanticen estabilidad social.



