Juan José Castelli, Chaco. El productor Walter Detzel acaba de protagonizar un hecho que sacude la rutina agrícola del norte argentino: logró exportar 56 toneladas de sandías a Uruguay, un destino que no recibía fruta argentina a granel desde hace más de cuatro décadas. La operación, realizada en dos camiones remolque, marca un hito para la región y para la historia del cultivo.
El envío fue posible gracias a la reciente desregulación impulsada por el gobierno nacional. Detzel, integrante de una familia históricamente dedicada a la producción de sandías, agradeció públicamente al ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, por eliminar una normativa que desde 1983 obligaba a embalar la fruta para exportarla. “Esto recién empieza. Queremos que sea el primero de muchos equipos más”, expresó el productor en un video que se viralizó entre colegas y autoridades, donde se los vió emocionado agradeciendo a las autoridades del Ministerio conducido por la gestión libertaria.
Medida celebrada por Sturzenegger
La medida fue celebrada por el Ministerio de Desregulación, que republicó el contenido con un mensaje claro: “Menos regulación, más exportación”. La cartera destacó que el caso de Detzel demuestra cómo la eliminación de trabas burocráticas puede abrir oportunidades concretas para los productores.
La historia personal de Detzel refleja los obstáculos que enfrentó el sector. En 2018, intentó exportar sandías a Paraguay, pero la quinta carga quedó retenida en Aduana por no cumplir con el embalaje exigido. La mercadería se perdió y el vínculo comercial se frustró. Este año, con las nuevas reglas, el productor retomó el proyecto y concretó el envío a Montevideo.
El impacto va más allá del caso individual. Chaco, Formosa y Salta tienen condiciones climáticas que permiten siembras tempranas, lo que les da ventaja en los mercados. En Castelli, las plantaciones comienzan en julio y la cosecha arranca en noviembre, con rendimientos de hasta 30 toneladas por hectárea. El costo de producción ronda los 500 mil pesos por hectárea, pero los ingresos pueden superar los 9 millones si se logra vender a buen precio.
La exportación a Uruguay no solo descongestiona el mercado interno, sino que abre la puerta a nuevos destinos como Paraguay y Chile. Para los productores del norte, la desregulación representa una oportunidad concreta de recomponer márgenes, recuperar hectáreas perdidas y volver a mirar al exterior.



