La Legislatura bonaerense es, por definición, el ámbito donde se debaten y aprueban las leyes que rigen para los 17 millones de habitantes de la provincia. O, al menos, debería serlo. Porque desde la última semana de junio, el recinto de Diputados y el de Senadores permanecen cerrados a la discusión política. Primero fueron las vacaciones de invierno. Ahora, la campaña electoral. Y en el medio, un silencio institucional que se mide en millones.
Según cálculos publicados por Clarín, cada legislador bonaerense —diputado o senador— le cuesta a los contribuyentes unos 100 millones de pesos por mes. Es decir: un costo que se mantiene intacto aunque no haya sesiones, proyectos en debate o quórum para tratar iniciativas. Un gasto fijo para una maquinaria que, en este momento, está puesta al servicio de otra cosa: ganar las elecciones del 7 de septiembre.
El oxímoron: legislar sin legislar
En este 2025, la contradicción es de manual. Varios legisladores que buscan renovar sus bancas llevan más de un mes sin pisar el recinto. Son candidatos, recorren sus secciones, hablan en medios, posan para las redes y participan de actos. Pero no legislan. Como escribió alguna vez Carlos Pagni, la Legislatura bonaerense es ese lugar “donde cada outsider se convierte rápido en casta porque los beneficios son demasiado tentadores” y donde “el costo político no existe”.
Ese “costo político” inexistente es clave para entender la inercia actual. En la Legislatura, nadie pierde votos por no ir a sesionar. Y así, el Parlamento provincial más grande del país puede darse el lujo de permanecer en pausa durante semanas enteras.
Quiénes buscan renovar en medio del parate
La lista de candidatos que integran las boletas de septiembre está llena de legisladores en funciones. Y de todas las fuerzas políticas:
Fuerza Patria: Sofía Vannelli, Carlos Puglelli, Ayelén Rasquetti, Facundo Tignanelli, Luis Vivona, Alejandro Dichiara, Juan Malpeli, Ariel Archanco.
La Libertad Avanza: Florencia Retamoso, Nahuel Sotelo.
PRO: Julieta Quintero Chasman, Alejandro Rabinovich, Gustavo Coria, Matías Ranzini.
Somos Buenos Aires: Nazarena Mesías.
FIT-U / PTS: Guillermo Pacagnini, Laura Cano.
HECHOS: María Paula Bustos.
Unión y Libertad: Constanza Moragues.
Todos ellos buscan sostener o mejorar su posición en la Legislatura. Pero, mientras tanto, la agenda parlamentaria se limita a alguna que otra reunión de comisión y a las visitas guiadas para escuelas. Nada más.
Candidatos en campaña, no en el recinto
El 7 de septiembre, los bonaerenses elegirán diputados, senadores, concejales y consejeros escolares. Con un padrón de 14.376.592 electores divididos en ocho secciones, será la primera vez en más de 20 años que la renovación legislativa provincial tenga un protagonismo tan marcado. Sin embargo, buena parte de los candidatos a renovar su banca no pisa el recinto desde antes de las vacaciones de invierno.
Nombres y piruetas, sección por sección
- Fuerza Patria
Sofía Vannelli: de senadora por la Primera a candidata a diputada por la Sexta.
Carlos Puglelli: actual diputado por la Segunda, va tercero en la lista.
Ayelén Rasquetti y Facundo Tignanelli: diputados por la Tercera que buscan reelección.
Luis Vivona: senador por la Tercera que quiere pasar a Diputados.
Alejandro Dichiara: encabeza la lista en la Sexta.
Juan Malpeli: tercero en la lista por la Octava.
Ariel Archanco: lidera la nómina en La Plata, seguido por Lucía Iañez.
- La Libertad Avanza
Florencia Retamoso: diputada por la Tercera, ahora cuarta en la lista.
Nahuel Sotelo: exjefe de bloque, busca volver como diputado por la Tercera.
- PRO
Julieta Quintero Chasman: segunda en la lista por la Octava.
Alejandro Rabinovich: de la Quinta a la Segunda como candidato a diputado.
Gustavo Coria: cuarto en la lista por la Sexta.
Matías Ranzini: tercero en la Cuarta para senador.
- Somos Buenos Aires
Nazarena Mesías: segunda en la lista por la Tercera, busca seguir en Diputados.
- Frente de Izquierda – Unidad
Guillermo Pacagnini: séptimo en la lista por la Tercera.
Laura Cano: de la Tercera a la Octava para buscar reelección.
- HECHOS
María Paula Bustos: actual diputada, segunda en la lista por la Segunda detrás de Manuel Passaglia.
- Unión y Libertad
Constanza Moragues: busca renovar su banca por la Segunda tras separarse de LLA.
Entre la campaña y el silencio legislativo
El contraste entre la alta exposición mediática en campaña y la baja exposición institucional en la Legislatura es evidente. Los legisladores recorren municipios, visitan ferias, se muestran en redes y participan de actos partidarios, pero no discuten leyes ni dan quórum en el parlamento provincial.
En un contexto de creciente desconfianza hacia la política, esta inactividad alimenta la percepción ciudadana de que las bancas sirven más como plataforma electoral que como espacio de trabajo legislativo. El costo político, como señalan analistas, es prácticamente nulo: la ausencia en el recinto no suele traducirse en pérdida de votos, y la maquinaria electoral se sostiene con recursos y estructuras que exceden la función legislativa.
La campaña seguirá ocupando el centro de la escena hasta el 7 de septiembre. Y todo indica que la Legislatura bonaerense recién recuperará algo de ritmo después de esa fecha, cuando los nuevos legisladores —muchos de ellos ya conocidos por su ausencia— vuelvan a ocupar sus bancas.
El costo de la inactividad
Si cada legislador cuesta 100 millones de pesos por mes y las cámaras llevan más de un mes sin sesionar, el cálculo es brutal: cientos de millones de pesos en sueldos, asesores, viáticos y funcionamiento institucional para una Legislatura que, en este tramo del año, funciona como un edificio administrativo más que como un parlamento.
Y aunque las elecciones del 7 de septiembre son la excusa perfecta para la inacción, el trasfondo es más profundo: en la política bonaerense, legislar no es lo que define el futuro de un legislador. Lo define ganar la interna, garantizar recursos y mantener el aparato territorial en pie.
Lo que pase dentro del recinto es, para muchos, un detalle menor.
El silencio más caro del país
Hasta el 7 de septiembre, la Legislatura bonaerense seguirá siendo el lugar más caro para no hacer nada en la provincia. Un palacio legislativo con 138 bancas, salarios y privilegios de primer nivel, pero con la persiana baja para el trabajo parlamentario.
Es un oxímoron con firma y sello: legisladores en campaña que legislan menos que nunca. Un Congreso provincial que se vacía mientras se llena de candidatos. Un gasto millonario que se renueva todos los meses, aunque las sesiones no se renueven.
La paradoja es tan perfecta que casi se justifica sola: ¿para qué legislar, si igual se puede renovar la banca?