Tras 48 días en el Hospital Alemán, María Julia Oliván compartió un sentido testimonio sobre su estado de salud y las enseñanzas que le dejó un duro accidente doméstico que le provocó graves quemaduras.
“Hoy hace un mes y medio que estoy en el Hospital Alemán después de que me quemé en casa. Ya saben ustedes el accidente. Pasé por 16 intervenciones quirúrgicas para curarme toda la pierna y mi mano, que ya está muy bien”, explicó la periodista en sus historias de Instagram.
Con tono reflexivo, Oliván relató que atravesó todo tipo de emociones durante su internación. “Realmente me divertí mucho allí. Lloré, sufrí, me reí... Vinieron un montón de amigos que hacía mucho que no veía”, dijo, y agradeció especialmente a su familia y entorno más cercano.
“La tuve a mi mamá siempre cerca, bancando todas las operaciones; Ariel, cuidando al nene; mis suegros, todos los fines de semana; mi hermana, una crack, siempre cerca mío; mi sobrino, mis amigos”, señaló.
Más allá del dolor físico y el largo proceso de recuperación, encontró un espacio para reconectar con sus afectos y reflexionó: “¿Cómo una cosa tan de mierda puede hacerte encontrar con valores y con momentos tan lindos? Uno nunca se hace tiempo para nada. Siempre ando corriendo y qué suerte que se canceló todo”.
En esa misma línea, invitó a sus seguidores a detenerse un instante y repensar las prioridades: “Les recomiendo que piensen un segundito cómo no perderse esas cosas lindas que por apuro dejamos pasar y cómo hacer que no se nos escape la vida”.
La periodista, que se convirtió en una voz referente de la inclusión en los medios, también valoró el compromiso del equipo de Border Periodismo durante su ausencia forzada. “Este accidente me hizo ver el equipazo que tengo. No estoy hablando de todo Borders, sino de los que se pusieron la camiseta. Dijeron: ‘Loco, Juli se lastimó. Vamos a darlo todo’”, sostuvo.
Recordó además la reacción inmediata de su equipo el día del accidente: “Las veinte personas que laburan conmigo dijeron ‘Juli se quemó’, y hubo tres que agarraron lo que tenían y se pusieron la camiseta con todo. Y les salió muy bien, porque así se empieza: con un buen corazón, con una buena motivación, con curiosidad”.
Desde su cama de hospital, también compartió una reflexión sobre la discapacidad, basada en su experiencia actual. “Pertenezco a otra familia. Además de la familia de la discapacidad, vieron que yo siempre digo que, ojo, porque todos podemos sufrir un accidente algún día que nos deje con una discapacidad permanente o, tal vez, por un tiempo”, señaló.
Y agregó: “Tengo una discapacidad, que no es permanente, pero que es por ahora, y estoy empezando mis clases para aprender a caminar”.
A pesar de no saber con certeza cuanto tiempo más permanecerá internada, reconoció el esfuerzo y la calidez del personal de salud que la acompaña día a día. “Qué mundo este... Qué hermoso mundo el de la salud, los enfermeros, los médicos que están siendo los héroes y heroínas de todos los que estamos acá”, concluyó.