La economía de Argentina registrará una expansión del 5,2% en 2025 y del 4,3% en 2026, según las últimas estimaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Si bien las cifras suponen un leve recorte respecto a informes anteriores, el organismo internacional destaca que el repunte estará motorizado por una mejora sostenida del consumo privado y la inversión, en un entorno de mayor ingreso real, condiciones de financiamiento más accesibles y un clima de negocios más favorable.
Pese a las proyecciones alentadoras, la OCDE advierte que la inflación seguirá elevada en el corto plazo, lo que exigirá mantener una política monetaria estricta y avanzar con reformas fiscales estructurales para sostener el crecimiento. Argentina, junto con España y Turquía, figura entre los pocos países cuyas previsiones de crecimiento para este año fueron mejoradas por el organismo.
El informe
En su informe global publicado hoy, la OCDE ajustó ligeramente a la baja su proyección para el crecimiento mundial, que ahora ubica en 3,1% frente al 3,3% del reporte previo, debido a una desaceleración prevista en economías desarrolladas como Estados Unidos y varios países europeos, afectados por tensiones comerciales.
Respecto al panorama local, el informe señala que tras una fuerte recesión durante el primer semestre de 2024, la economía argentina experimentó un notable rebote en la segunda mitad del año, con un crecimiento anualizado superior al 18% en el tercer trimestre y más del 5% en el cuarto. Este repunte fue impulsado por el dinamismo de la inversión privada, el consumo interno y las exportaciones. Los datos recientes muestran señales de recuperación sostenida: el crédito al sector privado está en alza, y los niveles de confianza tanto de los consumidores como de las empresas evidencian una tendencia positiva.
Las nuevas estimaciones (5,2% para 2025 y 4,3% para 2026) superan las proyecciones previas, que anticipaban un crecimiento de 3,6% y 3,8%, respectivamente. En cuanto a los precios, la inflación se desacelera, aunque sigue siendo alta: del 211% a fines de 2023 bajó al 47% en abril de 2025, y se proyecta que cierre el año en 37%, con una reducción adicional al 15% en 2026. Este descenso se atribuye a una combinación de menores costos de importación, equilibrio fiscal y tasas de interés reales positivas. Aun así, la OCDE remarca que será clave mantener la disciplina monetaria para consolidar esta tendencia.
En el frente externo, Argentina revirtió su déficit de cuenta corriente: del -3% del PBI en 2023 pasó a un superávit del 0,9% en 2024, gracias al crecimiento en la producción de gas que redujo la necesidad de importar energía. Además, el país redujo aranceles y barreras no arancelarias durante 2024, y se esperan nuevas rebajas para 2025.