Muertes en la Fiesta Electrónica: qué hacer contra el flagelo de las drogas de diseño?

Por: Leila Sucari @LeilaSucari

El fin de semana, durante una fiesta en Costa Salguero, murieron cinco chicos y otros cinco tuvieron que ser internados y están muy graves. Apararentemente no fue sobredosis de droga sino una intoxicación por una pastilla adulterada. ¿Qué tomaron? ¿La culpa es del ambiente, de la falta de controles o se trató,como denunciaron algunos, de «una prueba de drogas sintéticas»? ¿La prohibición soluciona o empeora el consumo?

Por Leila Sucari

En medio de la música, las luces de colores y la euforia, algunos empezaron a sentirse mal. No fue un bajón de presión por la cantidad de gente, tampoco una descompostura que se resolviera con un poco de agua y aire fresco. Los síntomas se desencadenaron de un momento al otro y empeoraron tan rápido que no se pudo hacer nada: fiebre de 42 grados, estado de coma y paro cardiorespiratorio. Cuando llegaron las ambulancias, dos chicos ya estaban muertos. En el camino al hospital falleció un tercero y luego otros dos en terapia intensiva. Hoy cinco continúan internados, y cuatro de ellos en estados graves con riesgo de vida. “La muerte fue fulminante. La sustancia que tomaron destruye el aparato renal”, dijo Alberto Crescenti el titular del SAME.

La fiesta de música electrónica Time Warp terminó en desastre. No tardó mucho tiempo en que se empezara a decir de todo: que la música electrónica debería estar prohibida, que faltan controles en los boliches, que se necesita mano dura para acabar con el narcotráfico, que antes estaban de moda el LSD, el éxtasis y el popper y que ahora las drogas se conocen como Súperman, Love y Luna, que la culpa es de los padres que no educan bien a sus hijos, que hace falta más policía, etc. Como suele suceder con este tipo de noticias, lo que más circula es la desinformación y las opiniones prejuiciosas.

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La música no mata. El Time Warp es uno de los festivales de electrónica más prestigosos del mundo, tiene 20 años, convoca a miles de personas y es la tercera vez que se hizo en Argentina. Tampoco hay que meter todo en la misma bolsa: el LSD, la marihuana, la cocaína, el éxtasis y el popper son cosas diferentes, con efectos y riesgos muy distintos. Lanzar frases como “la droga es asesina”, encarcelar a un chico por un cigarrillo de marihuana o revisar con más atención las carteras y las mochilas de la gente que va a ese tipo de fiestas, no soluciona nada. Para evitar muertes e intoxicaciones hay que empezar por informar de manera responsable, analizar el consumo de drogas en profundidad, dejando a un lado la persecusión moralista, y llevando adelante una política pública que funcione.

Qué es la pastilla Súperman

Se trata de una droga de diseño. ¿Qué significa? Que no es de origen natural, como el canabis, sino que la sintetizan en un laboratorio. «La pastilla llamada Superman es de la familia de las anfetaminas y metanfetaminas. Es parametoximetanfetamina (PMMA), una droga de diseño que combina dos estimulantes», dijo la toxicóloga Marta Braschi. Es común que en las fiestas de música electrónica se consuma éxtasis, una pastilla que también se conoce como “la píldora del amor” y que contienen MDMA, un compuesto químico que provoca la liberación de serotonina y da sensación de euforia, empatía y deshinibición.

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El gran problema con la pastilla Súperman es que se vende como si fuera éxtasis pero en vez de MDMA contiene PMMA, un compuesto muy tóxico que, a diferencia del MDMA, puede causar la muerte. Se hizo famosa este verano en Europa, cuando 4 chicos se intoxicaron y murieron en una rave de Reino Unido. ¿Por qué se reemplazó el MDMA por el veneno PMMA? Es simple: porque se prohibieron los precursores del éxtasis. En los últimos meses, las muertes que supuestamente causó el éxtasis, fueron resultado de pastillas adulteradas con PMMA. Los hacedores de las drogas, al no tener acceso al MDMA, buscaron un reemplazo que terminó siendo letal. El PMMA es más peligroso porque: es mucho más potente (hasta 10 veces más), tarda más tiempo en hacer efecto (entonces los consumidores creen que no sirvió y aumentan la dosis) y además es un fármaco que actúa diferente, bloqueando enzimas cerebrales, y resulta mucho más tóxico para el cuerpo.

En 1920 EE.UU lanzó la “ley secá” y prohibió el alcohol. Lejos de terminar con el problema del consumo, lo que sucedió fue que se amplió la mafia y la circulación clandestina y se reemplazó el compuesto por otros que provocaron intoxicaciones. Lo mismo sucedió en Ecuador en 2011: como consecuencia de la ley seca, el alcohol adulterado provocó gran cantidad de muertes. Algo similar ocurrió con la prohibición de los fumaderos de opio -que desencadenaron la moda de las inyecciones de heroína- y lo mismo está sucediendo con el caso del MDMA/PMMA. En resumen: fue peor el remedio que la enfermedad.

La importancia de disminuir los riesgos

En muchas partes del mundo suplantaron el modelo prohibicionista, que demoniza el consumo de drogas y lo transforma en un tabú, por un modelo de reducción de daños, que apunta a concientizar y a bajar los riesgos lo máximo posible. Uruguay, Holanda y Portugal son algunos de los ejemplos que mejor han funcionado. La semana pasada, el secretario general de la Junta Nacional de Drogas, Milton Romani, en el marco del II Foro de Reducción de Riesgos y Daños, habló sobre la importancia de apuntar “Hacia una ética del cuidado en las políticas públicas de drogas. La gestión de riesgos y daños, a pesar de generar ciertas resistencias, ha dado excelentes resultados y ha demostrado su capacidad para salvar vidas”.

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“Una cuestión importante es el equilibrio entre la salud pública y el orden público” , asegura Dolf Hogewoning, embajador de los Países Bajos. “Si la política de drogas es demasiado represiva y pone demasiado énfasis en el orden público, la población de usuarios puede volverse invisible, y de esta manera las medidas necesarias como la prevención y el control de enfermedades sería mucho más difícil”. El problema es el prejuicio y los mitos que existen en torno a las drogas. Se cree que la política de disminución de riesgos apunta a aceptar el consumo, cuando en realidad se trata de generar conciencia, distribuir información, hacer campañas de prevención y ayudar a los adictos para superar la enfermedad. Al regular el consumo y hacer pública y visible la problemática, se genera un pensamiento crítico, que sirve para llevar adelante la verdadera lucha: la que va contra contra la estigmatización, los grandes negociados y la hipocrecía que causa muertes.

Para saber más

https://dancesafe.org/the-superman-pill-deaths-are-the-result-of-our-illogical-drugs-policy/

http://www.infodrogas.gub.uy/index.php?option=com_content&view=category&layout=blog&id=28&Itemid=53

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