El espíritu combativo que forjó a Alejandra “Locomotora” Oliveras arriba del ring se pone a prueba en un escenario completamente distinto. La exboxeadora santafesina, cinco veces campeona mundial en distintas categorías, atraviesa una batalla crítica por su vida desde hace once días, luego de sufrir un accidente cerebrovascular (ACV) isquémico que la dejó internada en la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital José María Cullen, en la ciudad de Santa Fe.
En las últimas horas, el equipo médico que la asiste informó que Oliveras fue sometida a una traqueotomía percutánea, un procedimiento que se realizó “sin complicaciones”, con el objetivo de reducir gradualmente la sedación y así mejorar la evaluación neurológica de su estado.
Nuevo parte medico
“El procedimiento permite descender la dosis de sedoanalgesia y con ello optimizar la evaluación neurológica”, indicó el parte médico oficial firmado por el director del hospital, Bruno Moroni. A pesar de que su pronóstico continúa siendo reservado, los profesionales observaron algunos signos alentadores, como respuestas motoras a la orden en el hemicuerpo derecho.
La historia clínica de la “Locomotora” cambió de rumbo el pasado 14 de julio, cuando ingresó de urgencia al Cullen tras sufrir un ACV de tipo isquémico, provocado por una patología vascular no controlada. Según explicó el neurocirujano Alejandro Mussachio, quien estuvo a cargo de su intervención, el evento neurológico fue consecuencia de una estenosis (estrechamiento) en la arteria carótida derecha, donde se había desarrollado una peligrosa placa compuesta por grasa y calcio.
“Esa intervención evitó la muerte encefálica y favoreció la descompresión de su cerebro”, precisó Mussachio, al referirse a la cirugía inicial, que fue clave para estabilizar su estado general. No obstante, los especialistas advirtieron que, en caso de superar esta crisis, Oliveras podría quedar con secuelas neurológicas aún indeterminadas.
Pronóstico reservado y una lucha día a día
A sus 47 años, Alejandra Oliveras sigue siendo una paciente de alto riesgo. Continúa conectada a asistencia respiratoria mecánica y su estado general es estable hemodinámicamente, lo que significa que mantiene la presión arterial y el ritmo cardíaco dentro de parámetros aceptables, pero todavía bajo estricta vigilancia.
La médica terapista que sigue de cerca su evolución indicó que el proceso de disminución de la sedación permitirá en los próximos días observar con mayor claridad la extensión del daño neurológico provocado por el ACV. Por ahora, la aparición de movimientos en su lado derecho del cuerpo es una señal positiva, pero insuficiente para estimar una recuperación completa.
La Locomotora abajo del ring
Alejandra Oliveras no es una figura más del deporte argentino. En su carrera profesional se coronó campeona mundial en cinco oportunidades, en distintas categorías del boxeo femenino, y es considerada una pionera en un deporte históricamente dominado por hombres. Su personalidad carismática, directa y sin filtro la convirtió también en una presencia habitual en medios de comunicación y redes sociales, donde comparte desde entrenamientos hasta reflexiones personales.
En los últimos años, la “Locomotora” había diversificado su actividad, sumando tareas como entrenadora, motivadora y hasta precandidata a diputada, aunque nunca se alejó por completo del deporte. Hoy, la noticia de su internación mantiene en vilo no solo a sus seguidores, sino también a colegas del ambiente deportivo y a la comunidad santafesina, que sigue con atención cada parte médico esperando señales de mejora.
El parte más reciente indica que Oliveras “presenta algunos signos de respuesta motora a la orden en el hemicuerpo derecho”, lo que los especialistas consideran un primer paso esperanzador. Sin embargo, el pronóstico se mantiene reservado, y los próximos días serán cruciales para determinar el alcance de las secuelas y la posibilidad de una recuperación funcional.
Mientras tanto, desde el Hospital Cullen insisten en que no se trata de un cuadro cerrado ni definitivo. La evolución dependerá de múltiples factores, entre ellos la respuesta neurológica progresiva, la tolerancia al descenso de la sedación, y la ausencia de complicaciones secundarias.