La confrontación entre el Gobierno Nacional y los gremios estatales se intensifica. La Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), liderada por Rodolfo Aguiar, concretó este miércoles un paro nacional de actividades acompañado por una movilización masiva, buscando demostrar el rechazo del sector gremial a la reforma laboral que impulsa la administración de Javier Milei.
El punto de concentración del gremio es la Secretaría de Trabajo, donde los trabajadores se manifiestan desde el mediodía en una clara señal de oposición a cualquier modificación en las leyes laborales que, según ATE, precarizarían la situación de los empleados públicos. Según Aguiar, quién se mostró combativo en los últimos días, el gremio debe ser “el encargado de desestabilizar” a la gestión Milei.
La respuesta inmediata del Gobierno
Frente a la convocatoria al paro, la Casa Rosada activó su política de no ceder ante las medidas de fuerza. El Gobierno Nacional emitió una advertencia clara y dura: se descontará el día a todos los empleados públicos que adhieran al paro convocado por ATE. Esta medida busca desincentivar la participación en la huelga y forma parte de la estrategia del Ejecutivo de mantener la eficiencia en el sector estatal y penalizar la interrupción de los servicios.
Cabe recordar, que el Gobierno Nacional, además de descontar los días de paro, denunció al mando de Patricia Bullrich al líder sindical por "golpista" e intentar "desestabilizar el orden constitucional" debido a sus declaraciones.
El eje del conflicto es el proyecto de reforma laboral impulsado por el Gobierno, que si bien aún circula en borradores, ya genera amplio repudio en el sector gremial. Quienes todavía no reaccionaron, como lo hizo ATE, fue el triunvirato de la CGT, que cambió su cúpula hace pocos días. En el caso de Aguiar, la actitud más combativa se da en el marco de pertenecer a otro conjunto de gremios, donde también se encuentran los docentes y auxiliares.
Los puntos de mayor tensión incluyen posibles modificaciones en la ley de asociaciones sindicales, la flexibilidad en la contratación y los cambios en los regímenes de despidos, elementos que el gremio considera un ataque directo a los derechos adquiridos de los trabajadores.
La movilización es interpretada como la primera gran pulseada de ATE para frenar el paquete de reformas, mientras que el descuento salarial demuestra la firmeza del Gobierno en avanzar con su agenda sin ceder a la presión sindical.



