Después de 16 años de espera, Paraguay volvió a escribir su nombre en la historia grande del fútbol. Con un empate sin goles frente a Ecuador en el Estadio Defensores del Chaco, la Albirroja selló su clasificación directa al Mundial 2026, que se disputará en Estados Unidos, México y Canadá. El resultado fue suficiente para alcanzar los 25 puntos y asegurar el sexto puesto en las Eliminatorias Sudamericanas, el último que otorga boleto directo.
La emoción se apoderó del país. Más de 40 mil hinchas colmaron el estadio en Asunción, en una noche que se vivió como una final. El capitán Gustavo Gómez, símbolo de esta generación, rompió en llanto al sonar el pitazo final. La imagen recorrió el continente: un líder que, tras años de frustraciones, pudo celebrar con su gente.
De la mano de Gustavo Alfaro
El equipo dirigido por el argentino Gustavo Alfaro mostró solidez y convicción. Aunque el marcador quedó en cero, Paraguay generó varias situaciones de peligro, especialmente a través del volante Ramón Sosa, que fue uno de los más desequilibrantes del encuentro. Del otro lado, Ecuador, ya clasificado, se replegó y cuidó el resultado, que lo dejó momentáneamente en el cuarto lugar.
La clasificación fue celebrada como un hito nacional. El presidente Santiago Peña decretó feriado para que el país pudiera festejar sin restricciones. Las calles de Asunción se llenaron de banderas, bocinazos y abrazos. La Albirroja volverá a disputar una Copa del Mundo después de su histórica actuación en Sudáfrica 2010, donde alcanzó los cuartos de final.
El mandatario paraguayo, compartió su alegría en X y escribió: “Tuvieron que pasar 16 años de nuestra última clasificación. 16 años sin escuchar nuestro himno en un Mundial. ¡Gracias albirroja! Hoy la Albirroja volvió. Volvió con alma, corazón y toda la garra guaraní”.
Para Paraguay, será la novena participación mundialista. Para sus hinchas, una revancha largamente esperada. Y para el fútbol sudamericano, el regreso de una selección que supo ser protagonista y que ahora vuelve a soñar.