La inflación volvió a ceder durante mayo y se encamina a registrar su nivel más bajo desde julio de 2020. Con una proyección en torno al 2%, el dato refleja el impacto de la estabilidad cambiaria, la baja en alimentos y combustibles y una menor presión en los precios regulados. Sin embargo, los analistas advierten que persisten desafíos, especialmente en el plano político y cambiario, de cara a la segunda mitad del año.
El índice de precios de abril ya había marcado un descenso al 2,8%, tras el 3,7% de marzo. Fue un dato alentador para el Gobierno, que afrontó la eliminación del cepo con dudas del mercado. El esquema de flotación administrada (con una banda entre $1.000 y $1.400) se mantuvo en la franja inferior, lo que favoreció la desaceleración sin alterar el poder adquisitivo en dólares. Además, la presión oficial sobre los supermercados y la debilidad del consumo consolidaron ese freno inflacionario.
Los números de mayo y la reacción de las consultoras
Durante la tercera semana del mes, el relevamiento de PxQ arrojó una suba semanal del 0,2%. Alimentos y bebidas no alcohólicas marcaron un alza leve, de 0,4%, mientras que Transporte lideró el movimiento con 0,6%. Al mismo tiempo, sectores como electrónica y equipamiento del hogar mostraron descensos luego de aumentos previos.
Desde Analytica, su presidente Ricardo Delgado anticipó que el IPC de mayo cerrará en torno al 2,1%. La explicación principal es la caída de precios en alimentos, la estabilidad cambiaria y la ausencia de aumentos en los regulados, salvo transporte público en el AMBA. Según detalló, “también incide la reducción en los combustibles, lo que complementa el cuadro de menor presión inflacionaria”.
La misma sintonía encontró Adcap Finanzas. Federico Filippini señaló que el índice mensual podría ubicarse en el 2%, una marca que no se alcanzaba desde los meses más restrictivos de la pandemia. Para el economista, la combinación de precios estacionales en baja, apertura de importaciones y postergación de subas reguladas explica el fenómeno.
Gonzalo Lacunza, de Empiria, coincidió con esa visión. “Se espera un índice cercano al 2% debido a la contención del tipo de cambio y a los datos semanales, que muestran variaciones muy acotadas”, explicó. En la misma línea, Abeceb prevé una inflación de entre 2% y 2,1%, con un fuerte arrastre a la baja por alimentos y la reciente calma financiera.